Adios.


De repente tuve que decir adiós para abrir aquella puerta que se encontraba en la penumbra.
Todas esos momentos quedaron en un libro imaginario y solo se escribieron los gratos, los que fueron amargos se disolvieron por el caño que es tan real como mi efímero sufrir, doce campanadas sonaron y las uvas parecieron una mordaza en mi boca para no recordarle la madre a tantos personajes que hoy están de sobra. La noche vieja se había terminado y todo se moría con la pirotecnia y las risas que sentenciaban algo mejor.
Las maletas de mi viejo YO estaban retacadas de tanto miedo y preocupación que las mande por mensajería al punto más lejano de mi mundo, mi ropero se quedó con lo indispensable, mis cajones estaban limpios dije adiós a mis colecciones sin sentido.  No me reclamare nada, me criticare todo, toda prueba tendrá que ser superada, nadie podrá detener mis intenciones de hacer diferencia.
El año nuevo me dio el poder de decidir y saber qué es lo que vendrá, quiero que mis amigos sean sensatos, que los tacaños se tomen el corazón por el prójimo, que los quejosos no sean los que gobiernen a las mayorías, que los soberbios despierten a la realidad, que aquellos que dicen que los demás prometen y no cumplen que se ocupen de sus objetivos. El año nuevo me trae una utopía que me deja una sensación extraña y que me deja perplejo.
Por eso  preferí pensar que debo vivir satisfecho y estar preparado, que lo que merecemos y por esfuerzo es nuestro y por ningún motivo nos podrá ser arrebatado, que se debe respetar las acciones de los demás estemos o no de acuerdo, que si queremos apoyar alguna causa lo hagamos de con el interés de ayudar. Por eso dije adiós a lo que no fue claro, a lo que con egoísmo se creó, a lo que fue inmaduro, dije adiós a lo que causaba agravio a  mi ser y decidí cerrar filas para estar en paz.
Abrí aquella puerta que no percibía y que ahí se encontraba desde hace tiempo, descubrí un espacio que tenía la característica de transformarse y hacerme ver las cosas tal y como son, siendo justo y leal a mis ideales. Hay situaciones dolorosas pero eso no es indicador para darnos por vencidos, no me cabe en la cabeza como un árbol va muriendo cuando hay todas las condiciones para que se mantenga con vida pero si no hay una solución entonces debemos plantar una semilla y cuidar de ella para después sonreír.
Hay personas que llegan a nuestra vida por que las necesitamos para aprender y confirmar muchas cuestiones, las que se van es porque no tiene nada más que dar, se agota su fuerza, su brillo y pues elije otro camino para salvarse dándonos la oportunidad de explorar otros trayectos. Si tienes una congestión en tu andar pues toma tus listados y tacha lo que no deja dosis de alegría, amor, reflexión.
Concédete tiempo para ti, busca maneras para armonizar tu entorno, disminuye tu estrés, refuerza tu confianza, no te olvides del  amor propio, no te de quedes estancado en instantes que ya están lejos de ti, no escapes de la realidad,  abastece tu autoestima con detalles, grita cuando sea necesario, no des explicaciones cuando no te las pidan, se prudente y guarda silencio, escucha con atención, valora a aquellos que siempre están a tu lado, no borres de tu mapa lo que te puede impulsar en momentos difíciles, refuerza tus creencias y perdona para que tu mente no tenga barreras indestructibles.
Ten la voluntad de decir adiós cuando las razones lo ameritan y  no dejes de abrir puertas siempre habrá alguien que nos espera.
 
 
 

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