Golpes de pecho.
Esos golpes de pecho que te das porque te asustas de lo que pasa en el mundo. Le pides a Dios que te libere de todo mal cuando en ocasiones actúas de forma ruin y por lo tanto no consigues que todo sea glorioso pero nos justificamos en que somos humanos cuando pudimos desde un principio generar cosas buenas y evitar sufrimientos.
Recuerda que Dios está en todos lados y todos los días debemos tenerlo presente. Si esta época es para reflexionar entonces pues hagamos una pausa y recapacitemos de corazón sin tirar palabras al viento que después se perderán y no tendrán un valor especifico. Todos tenemos derecho de creer en lo que queramos, lo que no es correcto es que acudamos a esto cada vez que estemos en medio de una tempestad espeluznante y trágica. Vivamos intensamente lo que la vida nos da, afrontemos nuestra realidad con vigor y tesón, comprendamos que cada quien se traza su camino y cada quien decide que metas alcanzar. No caigamos en la hipocresía cuando todo puede tener una armonía consistente y un equilibrio apropiado para que estemos en paz desde nuestro interior e impregnar todo lo que nos rodea.
Cuando estés en tus pensamientos profundos reconoce que te has equivocado y que quizá has tropezado unas cuantas veces con la misma piedra porque no quieres romper con esos límites y esas condenables cadenas. Arriesga y sorpréndete de lo majestuoso que es aquel universo que no has querido explorar y te espera. Tu Dios te acompaña en todo momento y solo te observa porque tú eres el que al final decide lo que tiene que pasar en tu inmensa historia que está repleta de lecciones y colores.
El todo poderoso sea cual sea su nombre es una esencia inimaginable que mueve los hilos de forma justa y nos conduce por el sendero del enigma y la intriga poniendo a prueba nuestras cualidades dejando al descubierto nuestros defectos llevándonos a las respuestas sin saber en ocasiones de cuáles serán. Que la soberbia no te manipule cuando tú eres un ser de buenos sentimientos y de humildad interminable, que no te aceche la incertidumbre en los momento de dureza y tormenta, no te enredes en aquello que no te corresponde, no te adjudiques situaciones que no te aportaran ni te beneficiaran.
Se feliz como tu Dios lo expone en aquellos sermones que escuchas con atención y que no comprendes en primera instancia pero es lo que buscas en tu existencia, se bueno en tu actuar, perdona si es necesario, conéctate con ese mensaje y multiplícalo con respeto. No dejaremos de ser humanos, no te creas omnipotente siempre necesitarnos de otros para encontrar sentido a nuestro tiempo. Has una oración magistral en este instante y date cuenta que tienes esa dicha de sonreír y manifestar lo grandiosa que es la vida.
No te des tantos golpes de pecho, mueve esas manos y aplica un cambio que trascienda en ti y en los demás, dale valor a lo que dices. Da gracias por un día más y no despiertes con el afán de molestar y si es así cambia de frecuencia para que tu día sea increíble. En estos tiempos de muerte y destrucción necesitamos contribuir de la manera que sea para que este mundo sea benévolo y prodigioso. Cada quien es elegido para ciertas pruebas y todo tiene una solución es cuestión de pensar en lo espiritual y saber de qué somos capaces.
No solo recuerdes a tu Dios en los días donde se estipula conmemorar su muerte y resurrección, tenlo presente como tú lo haces con las personas que quieres y donde la reciprocidad es incondicional.
Comentarios
Publicar un comentario