Recalcitrante.
No
dudes de dar pasos contundentes, no temas de resbalar en este piso que parece
peligroso y donde otros corren sin percatarse del riesgo pero su valentía quizá
es grande y sus razones son absolutas ante la verdad impecable. Si me he caído
muchas veces por creerme el osado y me he roto en mil pedazos, tardo en recoger
cada parte pero al final sonrió por estar en apariencia completo.
Es
desesperante sentirse paralizado por esos bombardeos de sentimientos y
emociones, ir al pasado y llegar a las mismas conclusiones en sitios
diferentes, me pierdo en aquel punto y contemplo el paisaje donde la vida pasa
de manera acelerada sin dar tregua a la reflexión. Quisiera profundizar en los
detalles de mis decisiones y precipitarme al laberinto que he caminado para llegar
hasta aquí pero no tengo tiempo ya que la onda expansiva me está alcanzando y
pulverizara mis instintos quedando en recuerdos vagos y aseveraciones
irreversibles. El ajetreo ha sido arduo en esta inclinación eterna que no tengo
idea en que parte termina y mientras tanto mi mente me trasporta a recrear
sucesos que me salven de la caída y me ayuden a sostenerme sin rezagos. No
quiero sentir ese cansancio que te hace pensar en no continuar, no quiero
quebrar mi oportunidad de contarles mi travesía, no disimulare mi ansiedad por
saber que hay más allá de este montón de voces que me persiguen con el afán de
que no me aleje de la ventana donde observo como los árboles se doblan por la
fuerza del viento y la lluvia refresca esa tierra que se reseca con este calor
insoportable que nos hace trasladarnos a los infiernos que hemos provocado por
que nuestra esencia humana es imperfecta.
Este
cuerpo itinerante solo busca saciar lo que está bajo la sombra del
cuestionamiento persistente, mis ojos están impactados, mi boca esta perpleja
con un ciento de palabras, mis oídos solo escuchan el bullicio, mis piernas
y mis brazos están inmovilizados,
mientras con señas dicto lo que es un acto de perseverancia por no desaparecer
de este lienzo de matices sorpresivos. Me derrito transformándome en algo
espeluznante que se filtra por aquellas ranuras dejando a su paso figuras
extrañas y sin una definición precisa para la imaginación de los que creen en
la libertad. Todos hemos tomado un papel recalcitrante que nos ha dado la
oportunidad de conocer nuestros dolores, errores, aciertos, verdades,
insuficiencias y alegrías, todos tenemos esa dicha de descubrirnos como un
diablo, como un santo, como un loco ermitaño y huraño.
Sigo en
busca de la falange, trapezoide, pisiforme y escafoides que se perdieron con
aquella granada imprevista y que me causo una confusión cargada con un golpe de
adrenalina, en ese momento era sometido por una nube de polvo densa y
asfixiante, las voces se convirtieron en gritos y sentía como mis extremidades se quemaban al grado de caer
en un vértigo profundo y una sed catastrófica. Todo fue repentino no recuerdo
con exactitud el momento en una fuerza me llevo a besar el suelo y después todo
aquel escenario se resumía en una taquicardia. Mis ojos permanecen cerrados y
mis risas sedadas por eso que se llama momento de introspección.
Ya no sé
qué es verdad y que es mentira, no comprendo cual es mi realidad o mi fantasía,
no sé que es lo que me causa serenidad o discordia porque mi sólida presencia
se está desmoronando después de este estruendo que me tiene extenuado ante el
frio que no siento pero veo en esta ventana que se va humedeciendo con mi respiración
y mi recalcitrante perspectiva.
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