El pasado.
No
martirices a nadie con su pasado por más negro que este pudiera ser. No recrimines ese tiempo cuando tú todavía no
existías en la historia, no quieras hacer olas cuando todo puede estar en calma
y en un razonamiento extraordinario. Ese miedo que te persigue es quizá porque
no está cerrado el libro de cuentos con heridas abiertas y cicatrices mal
cuidadas. No fomentes esa violencia silenciosa que puede destruir las fibras
más delicadas de una esencia que intenta caminar sin apuros y sin tormentas que
lo alcancen.
Estas
en el momento que te mereces porque así lo has querido, tienes esa dicha de
abrir los ojos con la oportunidad de ser feliz sin dar tantas explicaciones, tu
interior está repleto de confesiones que quieres externar con hechos sólidos y verdades
completas entonces para que profundizar en esa sintonía llena de polvo que solo
nubla la mente con hipótesis malolientes y episodios sin sabor. Imagínate que
tu estuvieras entre la espada y la pared con un centenar de señalamientos
dolosos y con el fin de acabarte creo que no sería un placer anhelado, creo que
no deberías juzgar cuando tus zapatos están llenos de lodo y desgastados porque
has pasado por ese camino tortuoso lleno de espinas.
Hoy el
sol te lastima los ojos y no te deja apreciar ese horizonte que tiene muchas
sorpresas agradables y en apariencia no hay nubes que pudieran arruinar lo que
debe ser un guion espectacular para los protagonistas que con sus ideas han
construido un mundo ideal con figuraciones de la inusual perfección que todos mencionan
pero nadie ha visto. Rompe tus costillas y provoca que tus manos abran tu pecho
y te saquen el corazón que en diversas ocasiones han despedazado y han querido
secuestrar de esta realidad que nos cuenta que todo estará bien y que todo
depende de nuestras acciones, revienta ese cráneo para que tus espantosos
pensamientos escapen sin rumbo fijo, quiebra tus huesos y que su crujir signifiquen
todas las batallas vividas que te han hecho humilde.
Ese
pasado que en ocasiones no te deja respirar es al que hay que adaptarle unas
alas para que vuele y se pierda en un cielo contaminado de alucinaciones y
toxicas presencias que son una plaga, deja que tus vivencias sean las que
encuentren la razón para no retroceder y
aprendan a vivir en el presente sin preocuparse tanta por el futuro. No
esculques esos cajones llenos de humedad y quizá rotos por el uso constante, no
quieras cuestionar experiencias que no te pertenecen, deja en paz esos pasos
cansados que solo piden un poco de sombra para poder continuar, no trates de
domar a tus semejantes amenazando con irte a ese universo absurdo de
perversiones extrañas y festines de cenizas y restos de carne.
No te
fatigues queriendo componer cuestiones que han quedado en el pasado, no quieras
controlar situaciones que dependen de otros. No vivas en la intriga porque tus
ojos inevitablemente ven lo que conscientemente sabias desde que comenzaste a
cabalgar en este árido, boscoso, trepidante manglar de emociones y sentimientos
que chocan una y otra para incitar el nacimiento de algo que valga la pena.
Busca
la sofisticación que te mantenga en el
presente, purifica tu semblante consumiendo esperanza, abraza al porvenir con ilusión,
estrecha tus creencias con este momento que no se volverá a repetir, no te
olvides de tus raíces y tu arduo esfuerzo. No inventes en tu mente cuestiones
que solo te sacuden y estropean esa vestimenta que con tanto entusiasmo
adquiriste. No pretendas que el pasado se olvide porque en ese momento morirías
y no habría manera de que disfrutes del presente que mereces y que te sin duda
te está esperando.
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