Cambiar de piel.

 

La indignación es un elemento que se acomoda para el lado conveniente de la realidad que alguien imagina, vive y disfruta. Lo que tu hagas es malo para otros y con dicha afirmas que lo que haces está lleno de bondad, así la contradicción en toda su extensión, pero todos tenemos una perspectiva diferente y al final es lo que mueve al mundo. Siempre queremos encontrar la simetría de las cosas, de las cuestiones, cuando todos hemos caído en ese fango que tarda en quitarse porque los días son soleados y se endurece, es hasta la época de lluvias que todos salimos a limpiarnos de todos esos señalamientos caóticos, ahí nos vemos empapados, sin reservas, sin  el clásico pudor, algunos nos desconocemos porque no nos parecemos, toda la producción del ser se diluye y se va por el caño.

Muchos al darse cuenta del horror, corren despavoridos para ocultar sus rostros al descubierto, quieren adornarlo como es la costumbre en esta jungla que es excéntrica, inmaculada, casi perfecta, todos nos atrevemos a opinar cuando no sabemos cuál es la raíz del caos, otros se atreven a develar los secretos entre líneas, muchos se enorgullecen de su desfachatez como si fuera un honor, muchos se convierten en aliados efímeros. La reconciliación con la verdad se observa lejana, mientras vivamos en apariencias no será posible entendernos, esas sonrisas son tan falsas como las palabras del que se dice amigo y es un fantasma que cuando se acuerda asusta, esos gestos solo son por diplomacia, así esta establecido en los códigos de civilidad, todo a medias, todo con una intención oculta. Quieres, correr, pintar, escribir, hablar de una forma extraordinaria debes apegarte a la disciplina, a la constancia, debes ser receptor a las criticas y comprender que todo es cuestión de que encuentres el estilo idóneo para poder despegar sin contratiempos.

Algunas veces nos confundimos, nos perdemos por un instante, nos saboteamos con tal de crear una crisis que nos haga generar un panorama repleto de oxigeno puro, es necesario entrar en esas batallas internas y discutir con nuestros limites, exponer nuestros miedos y saber puntualmente los errores cometidos. Es justo vernos arder cuando hemos jugado con fuego y tener una especie de salvavidas en la mente para trasladarnos al espacio de inspiración estructurada, descubrir la técnica y respetarla y pulir todo el tiempo lo que anhelamos.

Quedamos exhaustos al saber que la jornada de esfuerzo fue larga, pero en el fondo sabemos que encontraremos un resultado positivo, que las torceduras, las faltas de ortografía, que los malos brochazos, que los gritos, nos harán despertar y saber que no hay que desesperarnos, que debemos cambiar de piel como las serpientes para progresar, para enfocarnos en nuevos horizontes, todo es tan basto que no habría porque estar peleando por saber quién lo hace mejor o quien esta cerca de alcanzar lo ideal.

Hay carencias que se deben detectar. La experiencia será una herramienta para poder identificar los baches y de esta forma superarlos, como si todo fuera un simple estornudo, así de pragmáticos deberíamos ser, pero nos complicamos para ponerle intensidad al sendero, nos gusta ir por la vereda más peligrosa, es un instinto inconfundible, se toman riesgos sin tenerlos en cuenta, también la experiencia nos hará percibirlos para tomar mejores decisiones.  No te indignes, por lo que se diga, se haga, se escriba, solo contempla tu ser, inspecciónalo y sabrás cuantas verdades y cuantas mentiras acechan todo lo que has construido, seguirás tomando caminos convenientes y existirán reacciones, pero que eso no te detenga, es parte del guion.

Recuerda cambiar de piel antes de que sea muy tarde.  

 

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