Entumecido amor.
La incesante lluvia
golpea la ventana como si eso fuera la señal esperada. Te asomas para ver si
hay algo que pueda llamar tu atención y solo observas como los relámpagos son
imparables, te quedas pensando, no quieres retroceder y acurrucarte, quieres
saber que enigma hay en esta noche de tormenta. Sigues observando para todos
lados y no encuentras nada que atrape tu mirada, inmediatamente vas a encender
aquel radio viejo y comienzas a escuchar las noticias tan repetidas durante el día,
la desesperación es mucha porque desconoces el destino de lo que ya no está en
este sitio, ahora queda la bruma y algunos aromas tenues.
Tomas en cuenta cuantas
veces te has mofado de lo que llaman amor y ahora que estas perdido en el
desamor te trituras al grado de que querer desaparecer, hacer un tremendo
ayuno, de repente das sorbos, estas inquieto, no sabes confesarle al silencio
lo mucho que sientes y solo hurgas los ángulos de las paredes como si fueran
fisuras para escapar, las noches son largas cuando estos espasmos de reflexión te
estrujan, duermes poco, sueñas mucho y no recuerdas nada. Quisieras que la
humedad te escuchara y te diera un consejo certero ante lo que se mueve por
toda tu mente, quisieras que la penumbra fuera una esperanza de conversación,
pero todos esos deseos se van por la borda de las almohadas.
En medio de la
soledad y del intransigente insomnio encuentras una de las tantas respuestas
que han quedado en la espera, la rebanas, la untas, la intuyes, la saboreas y la
regresas al lugar de donde proviene, no es momento para desatar un sismo que
arrase con todos los cimientos que sean anclado al alma, quieres evitar una catástrofe,
quieres imaginar que todo resultara bien si sabes por donde andar. Aquellas gotas
siguen haciendo un ruido espantoso y solo te queda buscar el lado esplendoroso
para reencontrarte con esa voz que te daba confianza y seguridad.
De un manotazo
apagas el aparato que repite noticias espeluznantes, enciendes la lampara y empiezas
a respirar con el afán de relajarte, consigues perderte en un lienzo de paz,
quieres prolongarlo lo más que se pueda y las sensaciones te inspiran a cavilar
y emerger de aquel trance bochornoso que no deja que descanses, te carcajeas al
pensar que el concepto del amor esta fracturado, muchos no quieren estar solos
y otros evitan estar acompañados, que la mayoría resume el amor en dependencias
obscuras y poco solemnes, pero el amor es un elemento que va más allá.
Después del paso de
las horas, te levantas con una energía disminuida, de tanto rondar por
conceptos obsoletos y tiranos, te han dejado reseco y amordazado, es momento de
ironizar y escapar de una noche llena de pensamientos impetuosos y arriesgados,
tienes que palpar la realidad y de forma disimulada evitar las risas de todo lo
que acumulaste en una batalla insaciable. Al final cada uno aseverara sus
razones para aferrarse al mundo y al amor que ellos han construido, eso es su
impulso y su expectativa.
La tormenta ha
pasado y estas empapado de lo que parece un festín de interrogantes. Te vuelves
a asomar y ahí esta aquel balde, que esta medio lleno, que esta medio vacío, esta
como si fuera un trofeo al prolongado aguacero que estremeció a los corazones
rotos y temblorosos. El cansancio se te
nota y el mundo sigue igual o peor, de nada sirvió el no dormir. Entonces decides
cambiar el itinerario de hoy y tirarte en aquel sofá y no responder a ningún llamado
y lo haces por tu bien y por el bien del entumecido amor.
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