Trompicones.

 

El calabozo de la incertidumbre se encuentra vacío. Ese explorador engreído regresa para buscar un abrazo que lo alimente de amor, que nutra su ego, eso es lo que espera para después irse en medio de la noche en busca del destino perfecto, siempre se esfuma sin decir nada, estamos acostumbrados a que haga lo mismo cada vez que alucina con esa luz cegadora, con ese futuro imaginario.

Se perdió por muchos meses en ese bosque lleno de criaturas salvajes. Ahora que lo escucho me doy cuenta de que ha vivido con intensidad, pero en el fondo sin argumentos sólidos, esta inquieto y duda de sus acciones, no sabe como reaccionara la gente al verlo en estos campos llenos de girasoles, las personas quizá ni le extenderán la mano, está en una revolución interna que lo desgasta al grado de quedarse callado por horas mirando la laguna.

Quisiera saber un poco mas de sus recientes vivencias, pero el egoísmo lo ha invadido. Se escapo de ese calabozo lleno de insectos y verdades que duelen, menciona que lo andan buscando, que lo quieren capturar para interrogarlo una vez más y diga que ha sucedido en aquella batalla bestial, pero parece que no quiere ni recordar ese episodio, desea sumergirse en un mundo caricaturesco y extraviarse con toda la intención para no volver.

Se ve cansado y con hambre de saber que es lo que ha pasado, pero en sus ratos de claridad solo grita que esta bien, que no teman, que todo es un sueño. Ojalá pronto encuentre el camino de la razón en su mente revuelta, espero que pueda contarnos con finos detalles lo que vivió en esos hemisferios nublados y grises. Quiere descansar para después retomar el sendero de la altanería y olvido, quizá regreso porque sus heridas son profundas y necesita reposar, requiere asistencia y compasión, en ocasiones lo escucho orar, conversa en soledad y se pone a discutir por asuntos intrascendentes, ahí esta su verdadera personalidad encerrada en un cuerpo exhausto.

Sus uñas largas, su cabellera hasta el cuello, su barba desalineada muestra de sus escapes fallidos, de sus días de angustia y sus repetitivos encuentros con la tristeza. Ahora parece tener pesadillas, se revuelve como si fuera un gusano agonizando, se mueve sin control, balbucea números y letras y manotea como si alguien quisiera atarlo. Le di asilo porque me partió el alma, no se merece vivir esta tragedia, cuando lo conocí su bondad era exagerada y su lealtad al presente era una pieza que cautivaba, ahora todo eso quedo en el pasado, en el túnel de los lamentos constantes y los infiernos permanentes.

Se que algún día se levantara y se pondrá a correr, se ira por esas zanjas, no se despedirá, se convertirá nuevamente en un fantasma, así es su forma de ser, cada vez que esa luz vuelve a su corazón, arde en inconsciencia, se entrega como si el mañana fuera una broma, se desvanece y se mete a la jaula de sus ilusiones torcidas. Se marchará sin promesas, sin intenciones de cambiar, se mostrará como un lobo hambriento y después solo quedará el recuerdo.

A lo lejos se ven un ciento de lámparas, viene por él, son las sombras que lo persiguen, son los entes que están obsesionados con sus mentiras, ahí vienen sin tregua, quieren devorarlo, quieren resguardarlo en ese calabozo insalubre, quieren prepararlo para que sea su rey. El amanecer se esta acercando y con trompicones lo busco por aquella habitación improvisada, pero ya se fue, quizá sintió que estaba en peligro, quizá la soberbia le advirtió que no debía quedarse y otra vez se esfumo, quizá esta vez no haya regreso.

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