Puñales.
Deja esos puñales en paz, déjalos ahí olvidados y no intentes clavarlos en
la libertad de los huertos que emanan un aroma celestial. No sacudas esos
telares que guardan el polvo de antaño, no quieras levantar intrigas, no
permitas que el ego te vuelva a imponer una sequía de ideas frescas, evita
inventar escenarios ambiguos. Quédate contemplando el campo, mira como el riachuelo
fluye y como cada parte del cuerpo se relaja, ocupa tus habilidades para interpretar
con certeza cada movimiento en el cielo y en la tierra.
Persiste en la inmensidad de las aguas mansas y recobra la sana convivencia
con el mundo, calcula cuantas veredas te faltan por caminar y selecciona a tus
guerreros, define que es lo que quieres, instruye a todos los seres vivos a que
defiendan las encomiendas de la naturaleza, no sueltes la flama del presente y
confirma en cada paso tus ideales, convéncete de que no siempre tendrás la razón
y atrévete a caer en el aposento de la humildad. No hagas estallar batallas en terrenos
pacíficos, no quieras voltear los argumentos con tan de salir victorioso, no
malinterpretes las palabras cuando hay picardía de por medio, no rompas los diques
de la serenidad, esos que han permanecido intactos.
Expande esas alas que te fueron otorgadas para derrochar generosidad, para
explorar sitios complicados, para indagar las verdades de los horizontes
empañados por razones revueltas e incendiadas, levanta la frente y sigue avanzando
en estas zanjas rellenas de historias inevitables. Extiende las manos y con
claridad comprende que cada acontecimiento es un hecho que estaba escrito, que
es un suceso que dejara riquezas espirituales y despertara las cualidades
mentales de todos los seres que pasan por esa luz infinita que muchos no
quieren observar porque el ego es poderoso en estos tiempos de vértigo material.
Cuida tu cuerpo, tu mente y tu verbo, cuídalos como el tesoro que son,
piensa con cautela todo lo que se genera en esos rincones, establece una conexión
con la sensatez y si en verdad hay felicidad pues hay que buscar la forma de
multiplicar para que nunca falte, suma en el crecimiento de los demás, no
intentes dividir lo que se esta forjando, no restes en donde todo va creciendo.
Construye en condiciones positivas, no obstruyas el paso del tiempo, entiende
cada lección como una manera infinita de evolución, sonríe al ver que tienes
costales de semillas que germinaran con constancia y puntualidad, comprueba lo
maravilloso que es dejar fluir sin contratiempos.
Date cuenta de que estas aquí para amar e impactar con claridad. Escucha como
las olas del mar revientan en tus sueños profundos, siente como las energías te
hacen flotar, olfatea con sutileza y descubre el aroma que te hace continuar,
persevera cada vez que despiertas, no te quejes, no le des vueltas a lo que no
tiene otro trayecto, siente la satisfacción de existir, de contribuir, de
compartir tus experiencias, reconoce que puedes equivocarte y no te aferres a
escenarios insolentes e innecesarios.
Deja esos puñales en paz. No dirijas guerras, elije buscar una estrategia,
un panorama donde la armonía reine y haya eventos dichosos, gloriosos y
majestuosos. Come un poco de mesura, bebe un sorbo de furor, encuentra el
equilibrio en cada una de tus inventivas, recuerda que todo comienza por una grata
intención para pasar a la acción relevante que deje abundancia y un manifiesto
de razones palpables. Resiste sin dudas en este mundo de calamidades y
convulsiones, ten presente que el amor, el respeto y la empatía pueden salvar
todo aquello que está a punto de caer por un precipicio sin fondo y sin forma, nuevamente
te digo deja esos puñales en paz.
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