Sin azúcar.

 

La perfección te enajena al grado de decir que tus argumentos son la verdad absoluta y eso es una ambigüedad permanente en un mundo diverso. Muchos toman el café con leche, otros lo toman sin azúcar y algunos lo evitan, así es la vida, todos estamos en una contradicción severa, en una discordia constante, en una simulación para encontrar la pose adecuada y figurar. Lo importante se genera en manos de los que están enfocados a encontrar la plenitud en lo sencillo, en lo preciso, en lo conciso, en esa sabiduría acumulada, en lo que son instantes significativos para el ser.

Pensar en hacer millones es una idea valida, pero encontrar la paz a cada segundo es una tarea ardua y que requiere constancia, es atreverse a reconocer fallas, es desnudarse sin tapujos, es mostrar aquellos lados obscuros que nos abruman, es realizar un análisis severo de lo que nos mueve como personas, es manosear nuestras creencias y modificarlas, es aplicar la buena escucha y observar sin adelantarnos al señalamiento destructivo.

El experimentar libertad de pensamiento y acción es un riesgo que deberíamos de tomar, estrujar ese miedo que nos espía, nos empuja, nos remueve, es afrontar las consecuencias con inteligencia, es expresar lo que nos impacienta y es callar cuando es necesario. La perfección nos hace perder la razón, nos hace sentirnos omnipotentes, nos hace perdernos en dilemas, en suposiciones, en crear expectativas sin fundamentos, caemos en una alcantarilla que nos causa espanto y que es muy estrecha, la perfección nos vuelve prepotentes, insolentes y testarudos.

En el fondo sabes que eres imperfecto, que tapas tus dudas con una sonrisa, que buscas palabras que motiven a otros cuando quizá estas pasando por incendios interminables, que quieres inspirar a otros cuando tus panoramas están nublados y es ahí cuando debes reaccionar y tener una conversación seria con esa incongruencia que en ocasiones te hace tomar decisiones precipitadas o decir cosas inapropiadas, seria correcto que te tomes cinco minutos para fortalecer el espíritu con frases que te escupan al mundo real.

Si supieras que las respuestas están todo el tiempo en tus entrañas. Es cuestión de que te sientes a la orilla del mar y confíes en el silencio, que disfrutes ese asiento en esa cafetería concurrida, que no te distraigas en las platicas ajenas, que controles tus impulsos y te concentres en los pensamientos que dan vueltas sin parar. Si quisieras podrías construir imperios palpables con todo eso que se desborda en la coraza que con tanta convicción has construido, si comprendieras que los otros son entes en busca de la felicidad y que ellos tienen sus métodos para conseguirlo, no estarías sufriendo como lo haces y lo sientes.

Las garzas rondan la mesa donde almuerzo, buscan las migajas que caen, eso también hay que disfrutarlo, porque es parte de la naturaleza y si alguien se ríe por alguna cuestión hay que sonreírle con delicadeza y continuar disfrutando de todo lo que acontece, si alguien se pierde en la pantalla de su celular esa es su elección, porque así quiere experimentar la vida, el tiempo y abonar a su realidad. El mar nos da mensajes inimaginables, la ciudad nos da adrenalina, el bosque nos recuerda que somos seres sintientes y el segundero nos recuerda que no somos inmortales.

La perfección es una tiranía, que se alimenta del egocentrismo, que nos envenena y aleja de lo verdadero, es un monstruo que nos lastima y nos obliga a olvidarnos de lo magníficos que somos, nos hace personas crueles y nos inflama las entrañas hasta hacernos explotar sin tener la oportunidad de reaccionar.

Los días pasan y lo perfecto nunca llegara.

 

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