Situación incómoda.
Es una tarde tranquila que
me invita a pensar que será de este parque en unos cuantos años cuando yo
comience a observar cómo se acerca la vejez.
Mi prójimo tiene derecho hacer de su vida un papalote y no debería pensar que su actuar me incomoda cuando realmente hay cosas
importantes que resolver, hay cosas que atender en primera instancia, hay cosas
que corregir en este momento. No podemos decir que vamos a cambiar cuando algo
nos duele o nos lastima el alma y después se nos olvide para retomar el paso por el camino de
siempre.
Cuando realmente algo cala,
te sientes triste, no conectas con la realidad y por lo tanto no defines rumbo
puedes llorar, gritar, alejarte, mantenerte de mal humor y por lo tanto esto te
obliga a entrar en una reflexión de la lección para que ese estado de ánimo muera y no regrese, eso pasa
en la mayoría de las ocasiones y cuando eso realmente no sucede tomamos una
actitud a la defensiva y decimos improperios
o justificamos nuestras acciones dándole otro matiz.
Nadie es perfecto, nadie es
monedita de oro pero eso no puede ser una consigna para cubrir nuestros
errores. La vida es maravillosa y el cambio puede darse mediante la voluntad.
Este parque está lleno de
palomas que todas las mañanas buscan alimento en el suelo y lo encuentran sin ningún
problema porque hay gente de buen corazón que les deja migajas de pan, que será
cuando ese estupendo sentimiento quede
inerte en el flujo sanguíneo de las personas, estas libres aves tendrán que
buscar por sus propios medios como sobrevivir en este pedazo de caótica ciudad.
Así pasa con los seres humanos nos sentimos abrigados por los brazos de las
personas que nos quieren pero esa protección no será para siempre y debemos
comprender que tenemos que hacernos responsables de los pasos que damos, de las
palabras que decimos y de las oportunidades que no tomamos.
Estos árboles que reverdecen
y son testigos de cómo los niños juegan sin preocuparse del tiempo, como esos
gritos inocentes dan vida a las esperanzas que los encabezados de los periódicos
dan por extraviadas, algún día esas
hojas reposaran sobre esa tierra mojada que han visto como las lombrices se
mueven con cierta felicidad que muchos buscan en las cosas materiales. Un parque con tonos lúgubres donde el abandono
es consistente y donde la indiferencia
se queda plasmada en las pocas flores que se asoman entre las ruinas de las
jardineras.
Hay muchos renglones
pendientes para sentirme ahogado por la vida de otros, hay muchos episodios que
escribir y no me gustaría estuvieran llenos de borrones y subrayados en rojo.
Me gustaría mirar un mundo mejor y esto ocurrirá
cuando nos demos cuenta que tenemos el don de transformar y que solo debemos
controlar lo que nos corresponde. Una situación incómoda puede desatar sin fin de emociones y puede
tener consecuencias incontables. No aceptare que alguien me diga que su vida me
incomoda cuando yo he tratado de que observe en que puntos puede estar equivocándose
eso es ocuparse pero en toda historia hay límites y perspectivas diversas.
Por eso cada buey a su yunta
y cada campesino a su tierra. Las fuentes de este parque van a mil por hora
haciendo brotar esas serpentinas de agua calmando la sed de las hormigas que
sin querer algunos van pisando y que no se detendrán a guardar el luto porque
hay algo grande que los está esperando mientras los pequeños detalles dan su último
suspiro al no ser valorados.
Cuando pases por un parque
no ignores ningún movimiento y déjate sorprender.
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