La vida te da respuestas.


La vida acomoda los momentos para que sepan a gloria, de esta manera la vida te da respuestas.

Cuando decides cambiar de trayecto en tu vida debe ser para que encumbres muchos sueños y consideres compartir lo que la vida te va dejando, encuentras razones que te obligan a desprenderte de personas y situaciones que ya no importan, que ya cumplieron su cometido, que ya han cumplido un ciclo. Dejas de buscar el verte bien y lo cambias por sentirte bien, expresas lo que sientes y ya no actúas por compromiso simplemente haces lo que te nace.

Debes de comprender que no tienes la obligación con nadie, debes de saber que las explicaciones solo las darás a quien tú quieras, que lo que cuenta es lo que tu creas en tu interior pero también no habilites villanos en tu vida, no busques la compasión como refugio y acepta tus errores. Maduremos ante los acontecimientos y tomemos soluciones cordiales con tal de continuar con esa armonía genuina.

La vida no es de concesiones es de decisiones. Si andamos concediendo es probable que terminemos atropellados y lastimados, es mejor decidir con firmeza y ser sensato de nuestras acciones. Realmente el tiempo es sabio y nos da esa energía que debemos multiplicar para unir fuerzas y respirar serenidad.

No tomemos el papel de hada madrina elijamos otros guiones que nos hagan enaltecer nuestra historia, demostrándonos hasta donde podemos llegar y que capacidades podemos explotar, si tropezamos solo levantémonos y no quitemos el dedo de esa meta. No cuentes las historias con esa conveniencia que te deja como héroe o victima cuéntelas con esa delicadeza y ese detalle fino para que todo esté en el lugar que le corresponde sin afectar cosas maravillosas que nos hacen sentirnos alegres y satisfechos.

Todo llega en el momento justo, todo llega cuando tenemos esas agallas de transformar, todo llega cuando se revienta la burbuja y se extrae de los demás aspectos que nos hagan crecer. Seamos prácticos y directos, liberémonos de los demonios, entreguemos con claridad lo que nos mueve y los que nos hace pensar. Si devastamos a alguien con nuestras acciones quizá es porque rompemos los esquemas que tenían establecidos, si somos progenitores de una desilusión puede ser porque realmente fuimos lo suficientemente malos o eres parte de una suposición.

En esta época olímpica y ante los nada halagadores resultados de nuestros deportistas, nos lanzamos a la yugular y nos convertimos en  críticos desalmados pero antes de eso hay que evaluar la preparación de los deportistas que se parten la cara en cada entrenamiento, no debemos burlarnos del esfuerzo como si fuéramos expertos, si muchos de los que mientan la madre por lo que ven en nuestra representación Mexicana ni siquiera caminan treinta minutos al día y el único esfuerzo real es el abrir la boca para morder el taco o decir improperios ante lo que sucede en Rio de Janeiro. Los cuestionamientos están a la orden del día, comienzan a salir los verdugos, las declaraciones groseras llegan para descalificar a otros, se vislumbran cambios para modificar este espantoso panorama que no está en la gotas de sudor de los atletas, se encuentran en la visión ambigua de quien maneja el deporte en este país y que debe explicar que sucedió en el proceso para no obtener los resultados que la mayoría quería ver.

Cuando algo está descompuesto se debe invertir para ordenar. Cuando algo está provocando complicaciones e incomodidades se debe determinar las acciones a seguir y asumir los retos venideros como objetivos claves y metas alcanzables.  Un deportista en el momento de la prueba importante no concede ventaja a su rival porque está decidido a triunfar para eso se preparó y no dudo que también tiene claro los conceptos de ganar y perder al final de cuentas  sea cual sea el resultado la vida continua.

 

 

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