Orgullo (homosexual y heterosexual).
Los
santurrones están por todos lados promulgando sus buenas costumbres siendo
argumento vital para dictar que está bien y que está mal en un mundo
heteronormado. Las ñañaras se hacen presentes cuando observamos algo que rompe
nuestra moral formada por prejuicios y muchas hipocresías que concedemos para
que nos acepten en este mundo de machos.
Pero
hablando del orgullo homosexual entramos en un punto sinuoso donde los
conceptos se rompen y las ideas son radicales entre la comunidad. Llega el día
de la marcha donde debemos de seguir luchando por nuestros derechos y para
algunos es un voraz carnaval lleno de exhibicionismo y barbarie, por eso los
que se dan golpes de pecho se quedan en casa pero irónicamente quieren aprovecharse
de la lucha imaginado el día de su boda. No nos asustemos si muchos muestran
sus cuerpos, si la mayoría se alcoholiza hasta perder el sentido, si el
maquillaje es exagerado, no se espanten porque el movimiento continuara con la
esperanza de que el objetivo principal vuelva
a surgir y se detenga el circo que se orquesta con mucha antelación desatando
una batalla de intereses descomunal. Los
antros siempre enmarcan la marcha del orgullo como si realmente se ocuparan del
bienestar de los participantes esta es una careta gigantesca pues estos solo
buscan el gozo económico con sus interminables fiestas donde el debate por la lucha de los derechos LGBTTTIQ y progreso de la comunidad es nulo.
El orgullo
no creo solo radique en vestirse, en ponerse tacones, en alcoholizarse, en drogarse,
en maquillarse, en portar una bandera multicolor, creo debe ir mas allá, nos
estamos quedando cortos en una lucha que debería enriquecerse con todas las
voces, con los fundadores y con los que actualmente han llevado este evento a puntos impredecibles, no dejemos que esto se
agote y muera el significado que tanto nos ha dado. Cada individuo debe
encontrar el motivo por la cual salir a las calles y manifestar su sentir de la
forma que quiera pero teniendo en cuenta la historia de este ajetreo que a
muchos ofende y otros se quedan petrificados siendo una vez más presa de sus
valores arraigados y que consumen violencia, agresión, prejuicio, morbo multiplicándolo
en sus familias como algo cotidiano.
Igualdad
es una palabra que nos debe de cimbrar en cada musculo de nuestro ser y que se
debe conjugar con el respeto que todos los sectores exigen, nuestro orgullo
debe de forjarse desde el valor que tenemos como personas trabajadoras, capaces
de lograr nuestros sueños, que aportamos progreso a este país golpeado y
saqueado, no nos discriminemos entre
nosotros con términos hirientes y nada halagadores. El orgullo debe de superar
nuestras expectativas creando espacios de reflexión, comunión, ayuda y gestión para
políticas públicas que nos hagan vivir en paz.
Los
señalamientos groseros no terminaran hasta que aquellos machos se observen en
un espejo y se pregunten si es bueno tener una hermosa familia y una amante maravillosa,
si la lujuria y el morbo es su pan de cada día, si la violencia física y psicológica
es un método de crecimiento y quiero aclarar que esto también lo padecemos pero
vamos un paso más adelante porque nosotros si reconocemos nuestros retos,
nuestras debilidades y nuestras peticiones no nos creemos superiores.
Quienes
son homosexuales y huyen de la diversidad les cuento que alguna vez serán alcanzados
por sus deseos de igualdad, por su amor infinito o por simple capricho del
tiempo, quienes son heterosexuales debería pensar porque están luchando en este
mundo repleto de fauces, injusticias y complejidades.
Los
desacuerdos terminaran hasta que nos reconozcamos como seres humanos sin
importan si me gustan los hombres o las mujeres, soleado o lluvioso, fresa o chocolate.
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