Simulaciones.

También una bonita sonrisa se tiene que dejar descansar para adentrarnos en el conclave que se organiza en nuestra mente y repercute en nuestra alma, un debate que nos debe dejar conclusiones firmes y creíbles, donde los balances positivos deben ser realistas y los negativos atenderse de manera inmediata.

No vivamos en una simulación donde todo es color de rosa porque no es así, todos tenemos defectos que nos hacen seres impredecibles, no quieras aparentar que no tienes cuestionamientos y ratos que te sacuden.  Es válido ser endeble ante lo que estamos haciendo y profundizar si vamos por el camino adecuado, si algo no cuadra, no checa o  encaja es justo cuando debes sentarte mirar al horizonte y esforzarte por sacar conclusiones con el afán de tomar las determinaciones que te hagan sentir liberado y sin presiones.

Las simulaciones nos han permeado de manera cruel. Por ejemplo cuando dicen que un país avanza  y es sólido en su economía pero la pobreza extrema es evidente al salir de cualquier urbe, que la corrupción es pequeña pero cuantos hombres que llegaron por elección popular a cargos importantes ahora son perseguidos por la justica, que todos se dividen para una elección presidencial cuando todo está arreglado entre los aspirantes, es así como el listado crece sin verle fin, es un mundo de simulaciones y debemos evitar que estas lleguen a nuestro ser. Nuestra conciencia debe estar expandida para comprender de que somos capaces y cuáles son nuestros límites para no caer en lo frívolo de miren que feliz soy y para todo lo demás existe MasterCard y después al ver los  estados de cuenta nos dejan sin la bonita sonrisa. El punto medular es que hay que ser felices con lo que tenemos y no exponernos a escenarios insospechados.

No vivamos simulando y creyendo que la felicidad es demostrar nuestro poder adquisitivo. La verdadera felicidad es ser dueños de nosotros mismos, sentirnos dispuestos a rasgarnos las vestiduras por ser mejores personas, tener actos de compasión, la vida no se trata de aviento la pedrada a ver a quien sangro o le digo a Pedro para que entienda Juan, la vida nos lleva a razonar y comprender que menos es más y así empezamos a valorar  lo que nos toca vivir con la convicción de mantenerse en equilibrio.

No podemos ir soltando agravios porque esto o aquello me ofendió o nos hizo sentir mal, tenemos que aterrizar nuestro avioncito y dejar carga en tierra firme para proseguir con nuestro vuelo y sentirnos ligeros. En efecto toda acción tiene una consecuencia entonces seamos buenas personas. Todos podemos cambiar el trayecto de una historia si lo queremos, todos podemos refunfuñar y quedarnos de brazos cruzados o ser solidarios de corazón.

Cuantas veces simulamos sentirnos de maravilla cuando nos está llevando la chingada, cuantas veces cumplimos con nuestra presencia sin tener la menor intención de estar ahí, entonces si tus palabras no van hacer sinceras entonces nos las digas, si tu apoyo no es incondicional entonces piénsalo dos veces, si no estás convencido pues rectifica tu decisión. Encontremos la prudencia porque es necesaria para digerir esta realidad indescriptible, expresemos nuestro sentir de la forma que mejor nos parezca, no padezcamos incertidumbres.

Todos nos equivocamos porque es parte de la existencia por lo tanto todos aprendemos para seguir de pie dentro de esta  muchedumbre que grita, guarda silencio, murmura, empuja y observa cada movimiento que hacemos. También tengamos en claro que todo cae por su propio peso y que las cosas suceden por algo por ejemplo por  testarudo, necio o pendejo eso si no se puede simular.




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