Inquilino.


Es una mañana de resaca sin escape, con golpes en el rostro que sacuden mi alma, estoy imposibilitado a mirar el reloj que me grita con su sutil segundero que nada será igual. La cerradura esta violada, un vidrio está roto y mi ser deja penetrar a ese ocupante que no acomoda conmigo que comúnmente se le llama ira.

Siento como mis tripas arden, mis ojos se desbordan, mis manos sienten como esas hormigas atacan mi serenidad ultrajada por los demonios de estos inquilinos de carne y hueso que han confundido mi nobleza por estupidez, que por ahora hacen estallar su rebeldía desgastando lo que se llama integridad, pero al rato estarán entre el amor y la osadía.

Mi camisa esta arrugada y cada pliegue puede contar la tanta estima que tenía por el susodicho en cuestión, mis zapatos están empapados por esos charcos que podrían ahogar mis tantas interrogantes  pero no será así y prefiero te vuelvas ignorante a que seas un inquilino incomodo, pretendo que te vayas antes de que se marche mi dignidad.

En este sofá donde estoy recostado es donde alguna vez imaginamos la bonanza que seria compartir una vida, una vida de vecinos de habitación y pues ahora que das consentimiento al que dices amor, mofándote de lo que percibo y te digo pero que puedo hacer, te dejo que te rasques con tus propias uñas.

Soy el responsable de este capítulo amargo, por aceptar el cuento de lo que te vendieron, soy un ruin homicida de mis no, soy un antecedente doloroso y quizá es tu venganza perfecta, pero lo que si no soy es ese ser  inmaduro que te carcome tus tripas, tus ojos y tus delgadas venas.

Me quito esta vestimenta que me acompaño en esta noche que era importante para ti y me quedo desnudo me meto en la cama y busco entre las almohadas un poco de mi soledad revuelta, de mi conciencia olvidada y de la confianza que has dejado en la nada.  A pesar de todo, esta amistad quedara resanada porque siempre te comente que sería  incondicional, quizá ya no compartamos nada, quizá sabrás como encontrarme y puede que no lo hagas, pero ahí estaré.

Mi enojo persiste con los altos contenidos de adrenalina que son impulsados a mi cuerpo a cada latido, no puedo conciliar el sueño, mientras escucho sus gritos en esa habitación contaminada de sueños a medias, razones insípidas y limites caducos y lo único cierto es que la serenidad volverá y el tiempo me dará la reflexión exacta en el momento correcto.

Me levanto y corro a tomar los fragmentos de aquel vidrio roto y trato de restaurarlo y solo muevo la cabeza y diciéndome en silencio a quien quieres engañar y suelto al viento un suspiro como queriendo  remediar lo acontecido y mis ojos se pierden en aquella réplica del  Guernica de  Picasso y concluyo que así me siento en este sufrimiento que comenzó por una necedad de percepción inducido por los terribles excesos que no supo controlar la calamidad de un individuo renuente a la paz, guiado por lo que ha vivido y consume.

El cansancio me ha vencido entre la zozobra  y la reflexión  de que un día te veré partir a sabiendas que jamás debiste haber llegado y es posible que sentirás la misma irritación, pensando en nuestra amistad, en nuestra realidad, en tu futuro incierto y  después de esto ya no tenderemos nada de qué hablar ni siquiera de la inevitable muerte o de la posibilidad de volver a hacer inquilinos en un mundo mezquino.


Comentarios

Entradas populares