Necesitamos resurgir.


Las noticias nada alentadoras estarán por todas partes, como desde hace mucho tiempo. La vida regresara de un solo golpe, noqueando a la muchedumbre, tratando entender cuál es el camino idóneo para continuar, enfrentándose a interrogantes complejas y situaciones que se tendrán que atender con inmediatez. Las calles estarán abarrotadas, como si no hubiese pasado nada, todos querrán tomar su parte como si no hubiera mañana, volveremos a la hostilidad de hace unos cuantos meses y se tendrá que competir para hallar la luz en este túnel de discordias innumerables.

Los que se fueron, volverán. Los consientes saben de ante mano que la batalla no ha terminado y seguirán en las trincheras esperando el bombardeo de lo desagradable, de lo trágico y de lo inimaginable, no es tiempo para bajar la guardia, mientras muchos estarán expuestos en ese campo minado, lleno de ambiciosos y de imprudentes. Los sobrevivientes sin contratiempos, quizá no captaran la enseñanza del todo y se pondrán una capa de super héroe que nos les corresponde, los que serán alcanzados por la realidad y viven el trajín, crecerán de una manera especial, con el tiempo sabremos el mensaje.

Habrá un largo recuento, algunos desearan que las estadísticas sean olvidadas, mientras otros buscaran los datos crudos, que nos dejen perplejos y con una reflexión desgarrada por la severidad de la verdad. Muchos estarán aliviados del susto que la crisis provoco, porque sus familias estarán sanas y salvas, pero en el fondo la vida cambio sin contemplaciones y se tendrá que asumir sin queja y sin enfado. Debemos equiparar la vida como si fuera una línea extremadamente delgada, necesitamos mantenernos en relaciones sanas, quitar del guion lo que estorba, de seguir con los planes con tan solo acomodar las prioridades, emprender un trayecto de paz para combatir el hartazgo en vez de evadirlo.

Los engranes se forzarán para erradicar el temor al desplome. Todos estaremos lejos de lo que nos tenia cerca, nos saludaremos de una forma tan simple y es ahí donde debemos entablar la búsqueda de lo que nos hace únicos e irrepetibles, nuestro deber es maximizar lo que nos hace seres sintientes y crecer sin distracciones. Los cuerpos estarán en los espacios requeridos mientras las mentes estarán flotando en un vértigo de posibilidades, es ahí donde la ecuación estará en el dilema de encontrar la solución para gozar del equilibrio y la plenitud consciente.

La información seguirá su curso, causando estragos, inmiscuyéndose donde la debilidad hace su fiesta, donde el miedo es el rey. Lo habitual tendrá que adaptarse a las nuevas normas, los lugares que se han mantenido en silencio, ahora serán sitios de ruido intenso. Nuestra memoria no debe olvidar esto que acontece, no sería adecuado querer escapar de un hecho que nos marco y que nos tambaleo al grado de perturbarnos y preocuparnos por el futuro, esta es una oportunidad para despertar partes que ni siquiera sabíamos que existían, es momento para romper moldes y hacer remodelaciones en nuestra vida.

Necesitamos resurgir. Poco a poco nos asomaremos para ver las condiciones y alzaremos la vista para percibir si hay movimiento, escucharemos voces que nos pidan salir, sentiremos nervios, nos pondremos esa escafandra y observaremos cada rincón, temblaremos porque la duda nos invadirá, pero es ahora o nunca. Será como un sueño sin pies ni cabeza, será como cuando la sorpresa es un factor de riesgo, seremos una especie de invasores y tendremos que conquistar lo que nos pertenece.

Las malas noticias no se terminarán, entonces seamos quien provoque las buenas, esas notas y detalles que estremezcan a los que nos aman, a los que nos necesitan y a los que son resistentes.


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