La inconsciencia que nos esta matando.

 

Ojalá sientas un poco de hambre, angustia, desesperación, frustración, abandono, crueldad, violencia, eso son ingredientes necesarios para crecer, para despertar y reconocerse grande. Quien no ha pasado por esas penumbras, no tiene mínima idea de lo que es sufrir en verdad, por supuesto a nadie se le desean, pero hay quien necesitas vivirlos para entender la complejidad de la vida.


Es lindo amanecer siempre en comodidades, con asuntos casi resueltos, con la ropa limpia, el desayuno servido, los rincones limpios, con una atmósfera materialmente excelsa, pero que hay en el interior revuelto, colmado de cuestiones inconclusas, caprichos constantes, aseveraciones recurrentes, arrogancia inquebrantable, arrebatos incomprensibles, es ahí donde no ha pasado la calamidad, que es necesaria para experimentar los porrazos y encontrar pasadizos de serenidad y reflexión. Si tienes la oportunidad de despertar sin tantas complicaciones, debes de agradecer, evitar las quejas, tomar el control de tus acciones, no abrumar a los que te aman, poner en orden todo aquello que te causa tropiezos.


Estas atrapado en las utopías, cuando la realidad exige que las voces se escuchen, cuando las luchas deben de ser permanentes, cuando se debe hacer visible la problemática que nos esta pudriendo, cuando se debe exponer las graves fugas del sistema, cuando la justicia esta amordazada por entes de poder, tantas trancas hay que brincar para reposar en un bullicio ensordecedor, donde no hay forma de callar argumentos, donde los discursos son vergonzosos y las gestos son ridículos. Todo se acumula en una capsula que no soportara el peso, que se reventara dejando charcos por todas partes y donde todos estarán manchados, no habrá formula que quite esas marcas de compromiso inexcusable, que se tendrá que adquirir antes de que nos parta sin avisarnos.


Qué bonito es escuchar y ver la tragedia en medio de la contracción, los días pasan mientras gozas de la ventaja de tener todo lo necesario para ser feliz, no hay nada que te preocupe al grado de la locura, no te importa si hay injusticias, indiferencia, carencia, porque sutilmente estas en otro nivel, mirando las circunstancias que hacen arder las calles, que forjan una indignación infinita, que sabes puntualmente que no basta con solo recomendar, no mueves ni un solo dedo, solo miras, escuchas y si te aburres cambias el sentido para pasar desapercibido. Buscas relajarte después de toda la hecatombe que persiste y que desafortunadamente crecerá.  Destapas aquella botella para brindar en silencio por tus triunfos y lo demás sigue su curso espinoso, que trasgrede lo elemental.


Entonces todo aquello por lo que no has pasado, es una constante en este mundo que no descansa.  El hambre es evidente, la angustia es cierta, la desesperación es concreta, la violencia existe y todo se combina con una pesadumbre, todo es palpable y haces lo posible para que no te alcance, cuando eso ronda en el interior de tu ser, pues hay partes que se deben sanar, hay creencias que se deben revertir, hay que abrir paso, para expandir la empatía,  inyectar humildad y levantar una luz que alumbre lo que parece ha estado en obscuridad.


Que magistral es saber que estas a salvo. Ojalá sea por mucho tiempo, ojalá que la nube toxica no te alcance y te contamine. Quizá tengas la dicha de seguir mirando los destrozos a través de la ventana, continuaras en una tranquilidad privilegiada sin sentir tormento, sin sentir dolor por lo que acontece en el planeta, permanecerás en ese punto donde todo es cómodo, fácil y gentil.


Los martirios que pasas, no son comparables con la adversidad que se gesta en todas partes y muchos escatiman por intereses necios y sueños descomunales. No te quedes en la inconsciencia que nos esta matando.

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