La facturación.

 

La factura de nuestras acciones llegara en el momento indicado, todos ocuparemos el lugar que nos corresponde y observaremos la realidad de forma minuciosa. Querer ser cuando es conveniente y dejar de ser cuando no hay tiempo, no hay interés, eso es una terrible calamidad en nuestros días, un simple “hay que cuidarnos”, es poderoso cuando todos asumen su papel y brutal cuando existen rebeldes jugando a la ruleta rusa, así todo se ira a picada.

El querer o no compartir algo, es decisión del individuo en cuestión, no es obligación gritarlo a los cuatro vientos y comunicarlo a todos los que formalizan una comunidad, el respeto es fundamental en todas las latitudes y dependiendo del crecimiento de cada uno, es la reacción expresada. En lo particular, podría enojarme por infinidad de cosas, situaciones que, para mí, no son correctas, en estos tiempos de complicaciones, pero cada uno hace lo que quiere con su vida, nadie podemos impedir que salgan, que se vayan, que vuelvan, que regresen, mi enojo serie infructuoso ante las decisiones de los demás. Entonces debemos ser felices con lo que requerimos y lo que nos plazca.

No estoy en posición de reclamarle a nadie por sus estrepitosas acciones y si lo hiciera seria por una sola ocasión, porque el tiempo camina y no hay que estar estancados en lo que hacen o dejan de hacer los demás. Si quieres ir a la playa, de fiesta, de descanso, eso es una cuestión que se debe  manejar de la manera que mejor convenga y si hay consecuencias debes estar preparado para lo que suceda. Hay quien quiere estar en todo menos en misa y ni la misa escucha, entonces realmente se debe definir cuál es nuestro proceder en cada asunto que emerge.

Mientras tanto los conceptos se van acumulando para cuando sea momento de la facturación. No podemos molestarnos cuando no sabemos en ocasiones donde estamos parados, no hay sentido en un mundo de siluetas apresuradas por terminar con un ciento de tareas, los pendientes son una razón catastrófica que va sepultando la línea de atención y deja incomunicados a todos los canales. Realmente hay pruebas que se tiene que vivir a solas, nadie te puede ayudar, si se acercaran estarían en riesgo y esto no se debe de calificar como estupideces, por no escribirlo de otra manera, en verdad hay circunstancias difíciles de compartir, pero eso no se entiende porque la empatía es nula y borrosa en el guion de muchos.

Habrá quien ignore y ese sea su método de evasión, de expresión, pero no funciona. Los días transcurrieron de forma lenta y con una atmosfera rutinaria, con un silencio que rascaba hasta las entrañas, con un dolor que es indescriptible y una mirada que se perdía en medio de una obscuridad espectral y nadie podía hacer nada, porque todo sucedió en una caja de cristal, tan frágil como los que observaban, tan vulnerable como el corazón que no siente. Todo fue pasajero, cualquier movimiento era peligroso y cada sensación era una alerta, las nubes fueron compañeras, las letras amigas sinceras y las voces que nacen en mi cabeza, solo fueron trovadores en una tertulia que duro una quincena.

Solo escucho las notificaciones de cada artefacto que se factura, hasta el final de mis días sabré que tanto deberé y tampoco les compartiré, porque no me ayudaran a pagar. Es así como es preferible callar y marchar sin prisa, sin acecho, sin preocupación, es una decisión favorable el esperar y saber decir las cosas, no todos pensamos de la misma forma y es ahí donde radica toda nuestra riqueza como individuos y colectivo.

 

 

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