A dios ni lo recuerdan.
Ni tan santos, hay más
verdugos en esta época y se nota por su encumbrado ego. Las olas del mar se
extenderán a la realidad, alcanzaran sitios donde no creen, no sienten, donde
no les importa el bienestar del otro, habrá llanto, existirá la negación, simplemente
porque dicen que la vida es una, frase intrépida y sacada de la manga para
escabullirse de un acto atroz.
Que explicaciones
pedimos cuando no las tenemos. Somos una sociedad reventada por el deseo de
permanecer en el combo de la arrogancia y la insensibilidad. Ahora todos
sonríen y a dios ni lo recuerdan, pero quizá le rueguen después, así son los
personajes que se sienten inquebrantables, que salen de sus casas solo por
vivir momentos, que por sus agallas van y vienen, que no tiene tantito respeto,
que solo quieren seguir en la costumbre de su voluntad y piensan que eso no
perjudica a nadie.
Hay muchos que quieren
reanudar lo que estaba en su parámetro de normalidad, pero quizá porque no han
vivido de cerca el desastre o no se han visto tentados por la incertidumbre,
les vale, no tienen una reflexión profunda y quizá haya una luz, pero falta
mucho para encontrar la plenitud, la salida está muy lejos, todo esto se
traduce a la falta de empatía, de amor por todo lo que conforma la vida.
Todavía no es tiempo y sorprenderá la respuesta, pero es sentido común, si
tienes el poder en tu mente, debes ser paciente, necesitas ser sigiloso, tener
la paz para enfrentar los retos que están esperando en un calendario.
Los actos de
irresponsabilidad se cometen por el hartazgo. La ignorancia está ganando como
la mayor de las veces, porque nos regimos con ese orgullo innecesario y
tratamos de imponer lo que según nos hace felices cuando en ocasiones no
tenemos claro que es felicidad. Deberíamos procurar una constante búsqueda para
estabilizar nuestras emociones y después conservar la quietud en la mente. He
visto cientos de fotos donde festejan, celebran, salen solo para plasmar el
instante y después que hay detrás de esas historias que son como una ruleta
rusa, las consecuencias se sabrán en algunos meses y en verdad que hay gente
que ni así aprende, sigue yendo y viniendo, continua con su terquedad y su
actitud trivial.
Ojalá tengamos tiempo
para volver a decirnos palabras de cortesía.
Espero que las ganas de romper protocolos no sea una variante que nos
haga observar ausencias y si las notamos pensemos en que si seguimos vivos es por
una misión, por lo menos valoren y agradezcan en ese momento, ojalá no estén
tan podridos para continuar como si nada hubiese pasado. Esas salidas
intransigentes son una especie de reflejo, de reporte, de una polvareda de
ilusiones y falsas construcciones. Al
final del túnel dicen que hay una luz esplendorosa, yo apenas veo un punto
insignificante y que está muy lejano, quizá lleguemos para verlo en toda su
munificencia.
Ahora tienes que escudriñar
todo eso que tienes en tus bolsillos internos, tener la esperanza de encontrar
conciencia, de amar a los seres que te han visto sonreír, de tener clara tu
lista de metas, de percibir quien realmente esta con transparencia, analizar
cada palabra, acción y motivación. Si sigues salvándote de las garras de esta
catástrofe, te felicito puntualmente, espero que no tengas ningún rasguño y que
puedas presumir que eres un ser omnipotente, superdotado y poderoso, pero
también nutre ese renglón de humildad que te corresponde, porque todo es
cambiante.
No eres un santo como
dices, ahora te queda muy bien el papel de verdugo y no tienes razón para
quejarte, por ahora no.
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