Dolor y resplandor.
El dolor es algo que
te retuerce hasta los huesos, el sufrimiento es opcional. Ojalá tengas idea de
como me siento, como un saco reventado a patadas, como ese jadeo que persiste
en una agonía anunciada. Al final brotaran las lágrimas por todo el tiempo transcurrido,
vivido, desmenuzado, mientras tanto la vida continua con su cotidianidad para
aquellos que les urge ir a trabajar y dormir sin cansancio, para los que están pendientes
al resultado de los partidos de futbol, a los que tienen problemas y no los
atienden. El dolor se lleva a todos lados, algunos dosifican las molestias con
absurdos, con enmendar el hueco con anuncios sin sentido, con momentos
carnales, con las vísceras desechas, con cosas materiales y con un sinfín de ocupaciones
aspiracionales que algún día tendrán resultados.
El dolor del que está
al lado no nos interesa, porque velamos por nuestros intereses como si el mundo
se fuera acabar en unos minutos, no volteamos a ver lo que se encuentra estático,
no queremos sentir lo que otros sienten, solo queremos regresar con contundencia
a lo que dejamos pendiente, necesitamos evadir lo que no nos atañe porque el egoísmo
nos muerde y nos destroza de una manera brutal. Mientras a ti te duele quieres atención,
pides auxilio, requieres palabras de fortaleza y en ocasiones todos están lejos
como si estuvieran enfrascados en lo que por inercia se mueve, es lamentable
seamos polos opuestos cuando de dolor se trata y cada uno juega a su conveniencia.
Hay gente que hasta
se enoja, porque que no les comunicamos como nos sentimos o que nos pasa. ¡¡¡Vaya!!!
Ahora resulta que esperan un memorándum para prestar atención a los sucesos, ahí
es cuando el sexto sentido les falla y se enfadan como si se les ofendiera,
simplemente el dolor que vives no les interesa, porque no les afecta, así es como funciona el mundo de las emociones,
mientras yo este bien que lo demás se vaya al carajo. Quien no quiere dar
explicaciones no las dará, quien no quiere contar ni media palabra no la dirá, el
silencio es optativo, así como lo es el sufrimiento.
Hay gente que solo
se queja cuando tiene dolor físico y cuando les duele algo en el alma no hacen
gestos, lo dejan pasar como si fuera una punzada, no le dan el debido
tratamiento y esto contribuye a que todo se desborde e inunde espacios que se
han mantenido en calma. Hay gente que ni con el dolor aprende a valorar, ni
agradecer, ni siquiera a entender que lo importe es aquí y ahora. ¿Cuáles son
los dolores que llevas y traes?, sabes cuales son, en verdad has analizado cada
uno de ellos, porque persisten en ti, porque decides traerlos a cuestas cuando
puedes despojarte de una vez por todas de ellos. Dolores que asfixian y que te
retuercen hasta encontrarte cara a cara con la locura, esos que te flagelan hasta
en los sueños, despiertas y se resisten a irse poque hay algo que aprender.
Las fechas
inevitables llegan provocando un lienzo de colores intensos, las caras largas
aparecen y las reflexiones se quedan en una fase de parálisis que cuestionan de
forma ardua, los huesos truenan, los pensamientos te someten, los sentimientos
se confunden, los espectadores se quedan anonadados y no hacen nada. El entorno
es un calabozo donde hay cadenas, ruidos extraños, alguien murmura y te quedas
flotando en una especie de ojo de huracán. El dolor invade hasta lo insensible,
contamina, te convierte en un horror espeso, te fragmenta para que te des
cuenta de que hay posibilidades infinitas, el dolor que siento en algún momento
será resplandor.
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