El astronauta.
La bruma espesa comienza a distorsionar el momento épico de una alevosía
al tiempo. Nuevamente estoy aquí escribiendo realidades e invenciones
retorcidas, dando gracias a la luz que me guía y disimuladamente me atrofia la
paciencia, los fierros retorcidos de esta capsula no me dejan mover, solo
percibo el aroma a cables quemados, fue un viaje singular y un aterrizaje
forzoso, mis piernas sienten el frio y mis brazos están desplazados hacia la
ventanilla rota.
Quise ser el astronauta que tanto veía en mis sueños, ahora estoy
despedazado en lo que parece ser la luna, me queda poco oxígeno, la sangre
brota de mis labios y mis cabellos molestan mis nítidos ojos, estoy confundido,
escuche aquellos estruendos y después una gran explosión, mi cuerpo era un flan,
un minuto basto para que la expedición terminara, la bruma es solo el humo que alerta
que esto fue un terrible accidente. Pierdo las esperanzas y creo nadie vendrá a
salvarme, quizá estoy entre arenas movedizas o me encuentro en la cima de una montaña.
Solo recuerdo que disfrutaba de una rica ginebra con jugo de naranja, alguien
se atrevió a realizar comparaciones absurdas, comencé a gritar, arroje aquel
vaso recién servido y corrí sin control hacia la calle, avente a mi elegante
vecino y tome su automóvil rojo despampanante, tome la avenida principal y de
repente un camión enorme se atravesó en mi huida, pero eso no fue impedimento para
seguir, cuando me di cuenta estaba en la autopista rumbo a la playa y ahí es
cuando algo ocurrió y comencé a dar vueltas.
En mis pensamientos extraviados solo sentía como los rayos del sol
lastimaban mi vista, me sentía en ese cohete, mi ser vibraba y seguía las
indicaciones de forma precisa, me alejaba y por momentos parecía que pedía contacto
con el comando experimentado, era el astronauta asignado para esta misión, el propósito
era encontrar vida a unos cientos de años luz y de repente un calor me sofoco y
la comunicación era nula. De forma precipitada quedamos de cabeza y con una sensación
incomoda. Ahora me tienen en observación
en una habitación de cristal, quizá me ataco un extraterrestre o solo me estoy
recuperando, no tengo idea de que hago aquí,
algunos policías me miran y se alejan, los doctores solo me limpian la frente,
las enfermeras me cobijan, no puedo moverme, ni los ojos puedo mover.
Caigo en las profundidades de mi locura, trato de recuperar los
fragmentos, de recodar los instantes antes del impacto, veo a mi amigo diciéndome
que todo es posible, que solo es cuestión
de tener fe y que yo era un aferrado a la ciencia, después me puse a correr, todavía
tuve tiempo para plantarle un beso a la chica que se hace pasar por la portera
del edificio, estaba incontenible, me creí un héroe ante los dichos de esa voz
ronca, después la comparación infame que
hizo el infierno me quemara provocando me pusiera la vestidura espacial y me abalanzara
al espacio improvisado.
El astronauta solo fue un trozo de mi imaginación, aquel vehículo rojo,
quedo irreconocible. No quiero despertar, no quiero que me señalen por cometer
un acto atroz, necesito perder comunicación con lo que queda de mi existencia.
Necesito que las teorías conspirativas me hagan ser un personaje diminuto, quisiera
ser un virus indefenso, pero mi corazón late de forma precisa, la sangre sigue
fluyendo. Repentinamente ya no entiendo nada, estoy caminando sobre la
superficie lunar, estoy vislumbrando que hay hormigas caminando sobre mis pies,
hay vida, hay certeza de que esto cambie la historia, mientras una luz gigantesca
desparece todo lo que es predecible y me hace flotar en medio de una señal distorsionada
que trata de darme instrucciones y yo no comprendo.
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