Vamos perdiendo.

 

Vamos perdiendo ante la hostilidad de lo que vemos y escuchamos. Remarco los días en el calendario, esos días que me hacen recordar fechas memorables, días en los que muchos estarán ocupados atendiendo sus prioridades, sus inconsistencias, sus amores, sus preocupaciones y seguiremos perdiendo con sutileza.

Los que están acostumbrados a peleas absurdas seguirán en la misma tónica, los que nunca tienen tiempo replicaran la conducta con tal de salir victoriosos, los que descuidan la siembra y la cosecha sentirán una calamidad inevitable, los que se justifican y dicen que no se acercan para dar espacio quedaran vacíos en el momento de querer respuestas. Vamos perdiendo y no nos damos cuenta, porque que nos aferramos a lo que no tiene forma y fondo.

Es apabullante el saber que el tiempo corre y no hay marcha atrás, mientras las frustraciones son un dilema para resolver, estamos revueltos en un tablero sin las condiciones para tener un juego equilibrado. Hay quien sigue hablando de lo mismo, aunque ya no le corresponda esa historia, no se cansa, hasta se entromete como si fuera una cuestión de lealtad y eso resta puntos, al final el marcador no esta a nuestro favor, seguimos contracorriente y lo que nos queda es sujetarnos de lo que hemos venido construyendo en el interior.

Las certezas se diluyen cuando alguien desobedece las instrucciones, la maldad acecha cada poro, el malestar es una controversia que no escatima y se enreda en nuestros pensamientos, las noches son cortas y las mañanas son un bullicio que nos encara a la realidad, estamos moribundos en una isla, donde el más abusivo se queda con todas las palmeras, donde cada quien busca la manera de sobrevivir, otros hacen de la felicidad un régimen que es efímero y cuestionable, somos partículas descompuestas entre discursos intrusos que nos obligan a reflexionar. Todos ignoramos lo que pasa, lo que siente y piensa el otro, somos pedazos de ego que perforan las bolsas de armonía, somos parte de los verbos e ideologías que nos hacen instaurar expectativas, que nos implican en conspiraciones globales, somos entes intermitentes.

Nos hemos olvidado de las travesuras, golosinas y música clásica, estamos expuestos a la inmediatez y a lo desechable, hoy te puede ir mal y mañana puede que sea estupendo, no trabajamos con las emociones, las dejamos fluir como estampida y lo que deberíamos hacer es respirar hondo y profundo, analizar y sacar conclusiones. La crueldad se apoderado de lo que debería ser amor, empatía, comprensión, calma y sensatez, pero somos bestias que se pierden en el bosque y amedrentan lo sublime.

Puede que todos estemos heridos y solo una minoría tiene la delicadeza de atender esos raspones, los demás siguen dejando rastros de dolor, de fastidio, de ambición, de indiferencia, desconocen la verdad, quieren seguir inventando un espacio lleno de algodones cuando es evidente el paso por batallas devastadoras. En aquel diario sigo escribiendo que vamos perdiendo, no detallo los acontecimientos, no digo nombres, no señalo actos, solo pongo en letras prominentes que estamos sin opciones de triunfo.

Estamos perdiendo días valiosos, cada minuto que pasa este perdido, por esa reitero que estamos en peligro, porque observo que no tienes la mínima idea de lo que quieres, necesitas, sientes, estas distraído por lo que crees prudente y hermoso. Todos estamos en el abismo, todos vamos cayendo y mientras no haya impacto tenemos la oportunidad de vivir plenos y de valorar el presente. Cuando crees que vas ganando sigues cayendo de forma puntual, entonces date cuenta de que tan importante es hoy y que debes de reconocer lo que tiene sentido y dejar de actuar con tu constante desfachatez.

 

 

 

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