Los osos.

 

Espero que tengas presente cuando fue la ultima vez que nos miramos y con eso sabíamos que queríamos decir, recuerdo vagamente que era una noche fría, veníamos de sentirnos abrumados por las escenas grotescas en esas instalaciones tétricas, percibíamos ciertos movimientos en la habitación contigua, algunos gritos nos desconcertaban, teníamos miedo, estábamos confundidos, estábamos ocultos bajo unos cachivaches, nuestros cuerpos sudaban, sentía tu respiración, estábamos en una obscuridad que nos paralizaba, pasaron las horas y nuestras extremidades estaban inertes, hasta que amaneció y pudimos salir de ese lugar. Caminamos unos cuantos kilómetros y ahí estaba la carretera, nos despedimos porque íbamos a direcciones opuestas, me abrazaste y me susurraste lo mucho que me querías.

Recuerdo que pactamos nuestro próximo encuentro, con un guiño y alzando la mano quedo cerrado el trato, ese día no llego, los malos te estaban cazando y te dieron una paliza que ahora te tiene en estas circunstancias, apenas me entere de la tragedia, no fue mi intención venir hasta este momento, no se si me escuches, pero sabes que quisiera decirte que no fue mi propósito involucrarte en mis pesadillas y menos perdernos esa noche en el bosque, ya sabes mi necedad nos orillo a perder el control de la situación, todo por querer visitar la casa abandonada y comprobar tantas cosas que se dicen, mira ahora no reaccionas, quisiera verte sonreír y me apretaras la mano, pero es inútil, dicen que es posible no despiertes.

Todavía recuerdo cuando gritabas mi nombre en aquel campo de beisbol, jamás le entendiste al juego, solo gritabas para apoyarme, nuestra amistad inquebrantable nos llevo a guardar secretos valiosos, me entere de todo lo que sentías y no podías expresar, me compartiste tus pensamientos y tus proyectos, me tenías presente en cada uno de tus planes, en algunos no estuve de acuerdo, pero yo siempre te acepte. Cuando te ponías a leer me frustraba, porque te perdías en esos cientos de libros, decías que leías vidas improbables, pero que te entusiasmaban. Después te fuiste un tiempo para el oeste y te olvidaste de mí, fue doloroso, mis tardes eran aburridas y me la pasaba en el lago tratando de pescar truchas, regresaste y lo primero que hiciste es buscarme, todavía conservo aquella gorra que me trajiste de la inmensa ciudad.

Espero que abras los ojos y me cuentes que fue lo que paso. Tengo que decirte que ya descubrí la entrada a la mina y necesito estes bien para explorar, estar una vez mas juntos, en verdad que intento rezar para que te levantes y me digas todas esas malas palabras. Te quiero confesar que tuve que sobornar a la enfermera para que me dejara verte, tus familiares piensan que por mí estas en estas desagradables condiciones, pero fue decisión de los dos ir hacia la barranca y perdernos toda una madrugada con tal de conocer la casona abandonada que era de tus abuelos.

Siempre te reías de mis zapatos rotos y yo siempre criticaré ese aroma que desprendes, esa loción pomposa, éramos tan inocentes que no nos importó de donde proveníamos, solo nos convertimos en amigos y ya. Mi madre siempre me decía no te juntes con el hijo del patrón, pero no la obedecí. Ojalá me puedas contar que fue lo que paso para escribirlo en nuestro anecdotario. Recuerdo bien cuando bautizamos a los osos como los malos y mira que, si se ensañaron contigo, te prometo que aprenderé por lo menos a cachar la pelota en honor a tu persona, me despido, no se hasta cuando nos volvamos a ver, te espero para emprender una nueva aventura y te pido que no sientas miedo, amigo cuídate, te espero en mi cumpleaños.

 

Comentarios

Entradas populares