No confundas.

 

No confundas las buenas intenciones con el querer entrelazar una historia recuperada de un vestigio de ese corazón que sigue latiendo en la imaginación mal configurada. Te vi a los ojos y al final no me dijiste nada, tus labios quedaron petrificados, tus manos sudaban, las graciosas huidas con vocales recurrentes eran una melodía repetitiva y persisten tus mismas mañas de ir en contra, te quedaste en el pasado, ahí en esa juventud aclamada, en eso que fue una historieta escueta. Ahora que estamos en el presente, hay cosas que ya no nos representan, que ya no sentimos, que ya no pensamos, intentas bromear, pero eso ya no es funcional, porque somos dos descocidos en una dimensión diminuta y escandalosa.

Infinidad de lunas no han visto elogiar otros cuerpos, las nubes nos han puesto en escenarios compuestos de palabras contundentes, las aves se han llevado un poco de nuestro vuelo, muchas cosas han dolido como si fuéramos golpeados por una masa de hojalatería, quedamos inamovibles por un largo periodo, después salimos a buscar las estrellas que en una docena de ocasiones intentamos contar, somos otros, las vivencias nos han vestido, nos han dejado en medio del frio, nos han permitido descubrirnos. Entonces no confundas las respuestas sarcásticas como declaraciones de amor, he venido, porque la cortesía me impulsa a sonsacar mis atrevidas bondades y educadas poses, estoy aquí para analizarte y saber que de nueva cuenta debo de huir, por el bien de los dos.

No quiero que me sigas, déjame vivir esta aventura, no me interesa saber que fábricas en medio de esas hierbas que se mueven alrededor del aura, quiero que calles, que comprendas que no tenemos circunstancias en común, que yo vengo de un armario hecho a la medida y que tu pretendes transformar lo que fue en algo que no puede ser, vienes de esos dulces sueños en los que no entro, porque no me apetece. No puedo disimular, no puedo fingir, no quiero caer en ese abismo, no quiero que de repente las ilusiones sean tormentas incesantes. La Hojarasca ha cubierto los miles de poemas que alguna vez dedique a lo que parecía una encomienda alegre y seductora, pero después de tanto tiempo, todo sigue igual, no hay nada que me sorprenda, yo no soy ese que tanto adoras y al que tanto piensas, no soy yo.

Soy un frasco de partículas que se va deformando cada vez que atraviesa los hilos de luz, es un fenómeno que no puedes comprender, porque estas en la terquedad de algo que ya se esfumo, no encuentro recuerdos de lo que cuentan y dicen que fue. Ahí estas en espera de que tus ordenes sean cumplidas, ahí te quedaras esperando, porque la rebeldía de los átomos hará que esto estalle y nos movamos a lo que parece ser un punto incipiente en que nuestras existencias serán una posibilidad inhabilitada.

Quisieras saber mas de mí, pero yo no de ti. Entonces súbete al cohete que te trajo hasta aquí, recoge tus múltiples halagos y vete. Te entrego una estela de mis mejores deseos, de lo mucho que te mereces, te obsequio un instructivo para que puedas regresar con bien, te devuelvo las promesas y recuérdame cuando veas una abeja en busca de una bella flor. No confundas el saber mi pasado con querer estar en mi presente, no es conveniente, porque nuestros matices no combinan y no necesito que se mezclen.

Ahora me marcho, la cortesía por hoy ha llegado a su fin. Termina con las ataduras, no insistas en que me quede en este lugar, resígnate y solo observa como corro hacia el crudo invierno.

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