Acapulco.
Una voz que se quiebra te dice: “Acapulco de tus amores”. Después mi mente
se resigna a pensar en la catástrofe que dejo el huracán y las miles de
historia que se escucharan por meses, la rabia me quema las entrañas al saber
que la costera esta desbaratada, ahí donde un ciento de veces he caminado, escribiendo
historias al son de las olas y de los tantos dichos divertidos que se tropiezan
para hacer que el tiempo no avance y la euforia de las risas permanezcan en un túnel
pleno de sensibilidad mientras las palmeras registran los sonidos de aventuras confabuladas
con el acuerdo de pasar buenos instantes que se transformen en enigmas que queden
en el historial del viejo hotel.
Tantas verdades atraviesan la arena que se mezclan con mi pies y mis manos intrépidas
tratan de formar un volcán lleno de energía que se desmorona al ritmo del agua
salada, los juegos de la relajación llegan hasta mis adentros, ahí estas solo
mirando el horizonte y viendo como la tortuga lucha por alejarse de la orilla
donde los peligros son eminentes y la vida no para, solo impulsa a los
somnolientos a despertar y arrancar de tajo un suspiro impregnado de brisa. El sol
quema sin temple la piel que por naturaleza es hermosa y la tuesta al paso de
las horas, mientras los besos explotan en un baile de gaviotas extraviadas, así
es el Acapulco que observe detenidamente hace unas semanas y ahora esta
sumergido en un sufrimiento, la tristeza me invade y traigo a la mente cada
viaje de amigos y de familia, es un golpe a la nostalgia, porque se que cuando
regrese nada será igual.
Acapulco de tantas anécdotas, de corazones humedecidos, de debates
interminables, de cantos extraordinarios, de intrépidas felicidades, de cervezas
al por mayor, de brindis inmersos en fantasías y de provocadoras miradas, ahí estas
esperando a recuperar el ajetreo de los planes a futuro y de las ganas que
tengo de gritar que el amor es un motivo por el cual regresar. Desolado me
siento al ver en ruinas el escenario que me ha dado tantas ilusiones y tantos
reencuentros con la sal que exfolia mis atardeceres, mis arrugas citadinas, mis
palabras altisonantes y mis disparates mentales, ahí estoy con solo imaginar, ahí
estoy corriendo en la orilla, perseverando y no dejando que los años caigan sobre
mis décadas recorridas, cuanto he disfrutado de los manjares de esta bahía que
esculpe capítulos sorprendentes y maravillosos en esta vida que corre y que
comparte un poco de lo que captura en un simpe respirar.
Acapulco volverá a brillar de noche y de día, volverá para dejarnos sin
aliento, para comprobar una vez más que la vida es mas sabrosa en el mar, ahí tan
elocuentes, tan frescos nos encontraremos para resaltar que estamos completos,
que de repente hay cambios que hay que aceptar y darnos cuenta de que un giro
significa que hay un resplandor esperando, una voz tenue nos indicara que hacer
para que el puerto recobre el movimiento.
Mientras lo días desastrosos se van, solo nos queda la reflexión de saber
aprovechar el tiempo y de tener en cuenta que cualquier cosa puede pasar, que
el aquí y el ahora es lo importante. No olvidare que se esa voz que se quebraba
era la mía, repitiendo con insistencia que no dejes de creer que este paraíso es
el Acapulco de tus amores, el Acapulco de nuestro amor, un refugio, un hogar,
un pedazo de nuestra alma.
Aquel Acapulco quedará perpetuado en el ser y el Acapulco que vendrá será un
tintero atiborrado y nuestras existencias harán magia, eso es lo que saben
hacer y también llorar de felicidad.
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