Dos pequeños misiles.

 

Tus ojos son dos pequeños misiles que perpetran en mi corazón. Mis nudillos todavía arden por el impacto y la adrenalina, me dicen loco, nadie me quiere cuidar, todos los que vienen desaparecen y ahora tu silencio me asevera que estoy mal, que el olor a plástico no es suficiente para entender lo que requiero para estar en paz.

Tus manos están heladas y estas temblando. Mis labios están resecos y las ganas de huir son incesantes, no puedo creer que mis aventuras se estén cortando en tan solo cinco segundos, mis trescientos sesenta y cinco poemas ahora serán una cobija que te libere de mis codiciadas aversiones, quiero besarte hasta saber si gesticulas o te rindes ante mi fragancia lasciva de un día entero de trabajo. Quiero repitas conmigo esas promesas que alguna aceptaste sin decir ni una sola palabra, necesito saber que esto no es un juego y que si rompí aquella vitrina fue para tenerte hasta que me duela el apego.

Tus piernitas, tus bracitos, esa carita como cuando terminas de comer un rico helado, ese cabello esponjoso, esos pequeños detalles que te enaltecen con autenticidad y te consagran como el gran amor de mi vida. Lo planeé por meses y esperaste a que me decidiera, no tuve alternativa, no quise fuera de esta manera, pero mis instintos salvajes me hicieron cegarme y hacer lo inesperado. No pienses que esto es un secuestro, es simplemente tomar lo que me pertenece, porque así esta escrito, esto no me convierte en un criminal, solo que el olvido hizo que aquellas pastillas no fueran administradas y perdí los estribos. Ahora que te tengo comienzo a sentirme frágil, con miedo, escucho esas voces que me adulan y me imploran que te deje exhausto, que te someta mientras escucho aquellas canciones de jazz que tanto le gustaban a mi última enfermera.

No he limpiado los rastros de lo que fue una pelea campal, pero no permitiría me inyectaran aquel sedante que me hace soñar con un ridículo hombre que promete paz mundial e idealiza que el amor sea mágico, odio que esos sueños me invadan y no me dejen llegar a aquella habitación donde me esperas y me acechas como si fuera una jugosa presa. Los puntos rojos muestran que gane la batalla, el refrigerador esta completamente lleno, hay comida para que por meses comamos juntitos y de forma deliciosa. Desde hoy seré tu esclavo, seguiré tus ordenes y lograre que sientas algo intenso por mí, quiero conquistarte poco a poco y te traeré cada mañana una flor como muestra de mi obsesión. Quizá me estén buscando para acusarme de tu desaparición, pero eso es una falsedad, una invención de los envidiosos, de los mentirosos, de los ingratos que me desconocen.

Mi muñequito, quiero que recuerdes aquel día que te mire por primera vez, que desee estuvieran en mis manos, ese ímpetu de sacarte de la caja y bañarte para que las impurezas se fueran para siempre se cumplió. Ahora que estas aquí, te hare una rica cena, brindaremos, te asare un rico corte de carne y nos perderemos en la noche, por fin te confesare cada uno de mis secretos, no querrás dormir, estarás atento a mis relatos y tus ojos que son dos pequeños misiles harán explotar mis indecorosas sensaciones.

Si algún día me aburro de ti, te meteré en la caja y te prendere fuego y regresare por el pelirrojo. Si alguna día me engañas buscare la forma de hacerte hablar y me digas el por qué, si algún día tocan esa puerta nos quedaremos quietos hasta el sol nos haga reaccionar.

No quiero seas egoísta y si me amas sigue callado.

Comentarios

Entradas populares