Azul celeste.

 

La erupción ha comenzado en mis pensamientos. Las palpitaciones son aceleradas y el miedo recorre cada parte de mi cuerpo, estoy atrapada en una atmosfera densa donde el polvo empieza a molestar mi garganta, mis ojos sienten una extrema picazón y los minutos pasan con incertidumbre. Gaspar escapaba a mi llamado, los relámpagos iban en aumento, el piso de la azotea es resbaloso y corría para poder alcanzarlo, pero de repente se metió en ese cuarto lleno de tiliches, entre con temor y de repente todo colapso, quede atrapada no puedo mover mis piernas, siento caliente desde la cabeza hasta mis rodillas, siento que no soportare, espero que alguien se de cuenta de mi ausencia.

Mis gritos quizá no se escuchan. Al llegar cerré la puerta, comenzaba a lloviznar, buscaba con desesperación a Gaspar, bien me dijo mi tía te lo encargo, no dejes que se salga y menos a la azotea ya que es peligroso y en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba, lo busque hasta por debajo de las camas y de repente una alarma sonó dentro de mis pensamientos, imagine lo peor, salí corriendo y no me importo si el arroz se batía o no.

¿A qué hora me encontrarán?, no quiero ni pensar en el ahumadero en la cocina y el arroz quemado, mi tía se infartará al entrar por no encontrarnos sanos y salvos, se pondrá histérica, se bloqueará y llorara sin parar, la conozco, por diez minutos se quedará paralizada y después reaccionar, llamara a emergencias, mientras esto se va convirtiendo en una desgracia y parece que tendrá un terrible desenlace.

No se cuanto tiempo ha pasado, una hora o quizá dos, mi tía no tarda en regresar, fue a la iglesia a hablar con el padre para afinar la boda de mi prima Bernarda, esta tan ilusionada de que su hija mayor por fin se pueda casar con el cincuentón millonario de la colonia, creo llevan veinte años de relación y por fin el mequetrefe pudo cortarse el cordón umbilical, será una fecha memorable, porque por fin todos los Sánchez se juntaran después de aquella discusión campal por la mentada herencia de mi abuela Martina, al final limaron asperezas repartiendo por partes iguales y ahora se verán cara a cara para comprobar que el amor familiar es más fuerte que unos tristes terrenos.

Siento el aroma a quemado, creo esto ya es una tragedia del tamaño de mis esperantes suposiciones, creo que debo comenzar a rezar. Ya no podre llegar a la cita con Javier, estaba tan contenta de que íbamos ir por fin al cine a comer palomitas hasta vomitar, creo eso ya no será posible, pensará que ya no lo quiero ver, que soy una malagradecida, una mujer sin escrúpulos, seguro se enojará y ya no me buscará. Gaspar será el único responsable de esta cuestión que me tiene en ruinas, saldré hecha una piltrafa, no se si quede coja o manca, no se cuánto tiempo este en una cama, lo mas desesperante es que recibiré visitas indeseables, comeré puras cosas sin grasa y con poca azúcar, me perderé de la gran boda y aquel vestido azul celeste tendrá que esperar para mejor ocasión, que calamidad, que bochornosa situación.

Por fin se escuchan las patrullas, eso quiere decir que mi tía si llego, ya se paralizo y reacciono, no moriré y saldré victoria de esta espantosa experiencia, todo por un pinche gato consentido, con su cascabelito ridículo y sus valientes huidas a la azotea, no quiero volverlo a ver, ni mencionar su nombre.

Gaspar el gato de la tía Ruperta, quizá su única compañía después de la opulenta boda, quizá mi ultima vez en esta casona.

 

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