A diario morimos.
La muerte tan transparente, llega y se postra en tu sendero con cierta
paciencia. Hemos estado frente a frente y conversamos de las posibilidades de
salir adelante o de irme con ella, fueron noches complicadas entre pujas y discordias pero siempre hay un buen arreglo
ante cualquier escenario. La muerte es invisible para los que le temen, es incierta
para los que olvidan sus límites, es segura para todo aquel que tiene una hora
marcada. La muerte es leal compañera y te da la conciencia en los momentos
donde todo parece flotar sin rumbo, es apasionada en su ardua tarea y se manifiesta
en el momento exacto.
Si tienes la oportunidad de continuar con vida, no te olvides de
ella, siempre marchara elegante y se mostrara tajante porque no puede
distraerse, será una constante en el itinerario, llevara minuciosamente un reporte
de todos tus movimientos, no podrás convencerla aunque tengas todos los
argumentos en sintonía con tus sueños y planes. La muerte causa huecos, pedidas
irreparables pero es una maestra severa y siempre tendrá la razón.
La catrina, es una vigilante perseverante. Sus manos tersas, su aspecto
gentil, nos hacen confiar en ella de una manera convincente. En esos días lúgubres
en mi vida comprendí una infinidad de situaciones, establecí una conexión
inquebrantable con lo que soy y pensaba que seria, reencontré una parte de mi
inocencia, redescubrí el amor incondicional y me di cuenta de cuantos seres
viven conforme a sus intereses y sus expectativas, siendo egoístas una y otra
vez. Ahí permanecí largas horas mientras la mirada de la muerte era penetrante,
me ponía pruebas indescriptibles, me susurraba y yo contestaba que no.
Reconozco que es persistente y también es de buen corazón porque al final me
dejo en este plano, después de maratónicas pláticas y puntos de vista
concluyentes.
La muerte puede equipararse como una destrucción, pero en mi línea de
pensamiento es una oportunidad de transformar todo lo que existe y tener una
mejor versión, es una sacudida a tu comodidad y una elocuente catástrofe que te
hará tropezar o continuar no importando que haya en el siguiente episodio. Si,
la muerte te arrebatara lágrimas y seres importantes y debes de entender que es
parte de la existencia, es una consecuencia de vivir intensamente. Es por eso
que debes de detenerte y pensar en ella, dejar en lo posible todo arreglado,
porque no sabes cuándo será la hora y que día está pactado para que tu cuerpo
quede atónito ante los ojos de la muerte. No le temas, no huyas de ella porque
te alcanzara.
Entonces consiéntete, comparte, expresa, manifiéstate, explora,
ama, ocúpate, serénate, brilla antes de que tu tiempo se agote. Despoja de tu
ser todo aquello que no te acomoda, lo que no te hace sentir bien, no te aferres
a lo que fue, termina capítulos y comienza otros, no te quedes atorado en lo
mismo por demasiado tiempo. Comprende que la vida es efímera, no desperdicies
tu tiempo en odiar, en envidiar, en quedarte en la pereza, somete a la soberbia
y toma la bandera de la humildad. No te llevaras ni un céntimo de lo material
entonces disfrútalo con todos tus sentidos.
Ríe con la muerte, demuéstrale tu afecto y conversa en silencio. Emociónate
por estar aquí y ahora, no sufras, no te victimices, no estropees este día por circunstancias
que se pueden superar. Recuerda con fervor a todos aquellos que no están y siéntelos
de una manera amorosa. Puede que haya vivos que para ti estén muertos pero cuando
la catrina quiera los volverá a juntar para hacer un ejercicio de renovación y desintoxicación,
porque la muerte es una forma de transmutar para sentirnos libres.
A diario morimos y volvemos a nacer.
Comentarios
Publicar un comentario