Migajas.
No estas para recibir migajas y menos andar rogando atención. Los que no quieran
estar en tu vida buscarán las excusas, te harán responsables de la tragedia y estarán
en algún lugar bien tranquilos, no tendrán la mínima intención de pensar en que
fue lo que paso, cuáles fueron sus acciones o que deben de cambiar en ellos
para tener un panorama claro y nutrido de argumentos sólidos. Estará caminando
como si nada por aquellas callejuelas grises y bulliciosas, distinguiéndose entre
la gente como un ser que brilla y se esfuerza porque el ego se note, dirá sus
discursos repetitivos, te mirara con dudas, querrá saber cuestiones que no son
de su interés, intentara enredarte en sus confesiones nutridas de fantasía y de
cierta dosis de victimismo, todo un profesional de la magia del encanto y la
prudencia volátil.
El invierno se acerca y pone a prueba a las pieles mas delicadas. Algunos aprovechan
para juntar sus cuerpos y perderse entre ramas de aquel parque concurrido, otros
solo observan como la gente se soba las manos para sentir un poco de calor que
es escaso como lo frio de sus almas y así las horas pasan y ahí esta ese
personaje perdido entre sus deseos y sus sueños guajiros, quiere encontrar a la
presa perfecta, al que se deje indagar todos sus espacios, procura ser
cuidadoso para que las gente no se percate de sus negras intenciones, va de un
lado a otro con su aspecto angelical y su deliberado andar de estrafalarios pensamientos
traviesos, no se cansa de mirar a todo aquel que muestra un destello de
lujuria, quiere entenderse con el primer inocente, pero la oportunidad no llega
y sus rostro se va trasformando al son de la música que revienta los oídos y
que cautiva a los de alma fiestera.
La noche se hace vieja y la lluvia sorprende a todo aquel que paseaba por
los laberintos de la seducción y la travesía de una soledad arraigada, esos que
buscan el amor y solo obtienen unos besos mal dados, esos que esperan que luna
los haga llorar con un par de cervezas en el cuerpo y los someta a la verdad, entre
esos personajes adoloridos por la dicha de respirar esta nuevamente el
personaje que esta extraviado con todo y sus emociones, es un despistado
introvertido, que se siente héroe o santo, que necesita la aprobación de los demás
para sentirse un gigante, se imagina en un pedestal, se siente muy importante y
no pierde su tiempo en mostrar sus confusiones y sus palabras hirientes, después
intentara pedir disculpas, pero será tarde, porque habrá caído en un agujero
tan obscuro como sus anécdotas retorcidas.
Se escuchará aquella voz diciendo lo mismo de cada noche: “No estas para
recibir migajas y menos andar rogando atención”. Habrá quien lo entienda y
otros se formarán en la larga fila del aprendizaje, los que están mal heridos pedirán
un poco de serenidad para volver lo antes posible al ruedo, muchos desistirán de
lograr la aventura, quizá porque en alguno de sus delirios vieron al amor
propio pidiendo mesura y compasión. Aquel personaje de ojos hundidos saldrá a
buscar lo que quiere, llevara su bolsa de migajas en busca de palomas, de
presas desorientadas, de querubines insensatos, va a toda prisa para ser de los
primeros en comenzar con la conquista ardiente, se le ve sonriente, inspirado
en que haya fortuna y las circunstancias lo lleven a trascender entre su filosofía,
sus creencias y sus disparates.
A lo lejos se ve un par de locos de la mano, ahí van desafiando a la envidia
y correspondiendo al amor verdadero mientras otros se quedan tristemente congelados
en su eterna espera y comiéndose sus rancias migajas.
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