Hermana.
La serenidad está en mi corazón después de estas semanas revueltas en
pensamientos. De repente observo la felicitación que me hiciste en mi
cumpleaños, me estremezco al leerla y hago una oración para que estes en
plenitud, en verdad mi cabeza es un manojo de cuestionamientos, de largos monólogos
y me quedo en la ambigüedad. Me duele el saber las circunstancias por las que
ya no estás aquí y es una de las tantas cosas que me reservare a contar, no
quiero repetir y repetir los sucesos.
Gracias por ser mi hermana todos estos años, reconozco que tuvimos
diferencias, pero eso no rompió el vínculo, quizá nos distanciamos, pero estábamos
conscientes de que la unión era inquebrantable, en su momento me reprochaste
algunas cosas, pero no dejaste de quererme siempre me lo decías, ahora ya no
estas en el plano terrenal y duele demasiado, los recuerdos de nuestros años de
niñez y de juventud me retumban en la mente, fuimos felices, tuvimos que afrontar
decisiones de nuestros padres y después nos separamos, pero la hermandad ahí estuvo
intacta y seguirá estando. Tengo presente tus berrinches, pues eras la consentida,
la niña que movía el mundo a la manera que quería, ahí estaban cumpliéndote los
caprichos, mi hermanita con sus coletas y sus cachetes regordetes, la pequeña
que se la pasaba cantando y jugando.
Recuerdas como poníamos esos playmovil a congelar, como tronábamos los cohetes
en los macetones y salíamos corriendo, como veíamos una y otra vez el conde Patula,
como nos peleábamos por tener el mejor juguete de la cajita feliz, éramos cómplices
de travesuras, compañeros de grandes anécdotas, hasta jugábamos a la comidita y
a las muñecas, eres mi hermana, la chiquilla rebelde con carácter aguerrido, la
irreverente por excelencia y la que hizo de su vida lo que quiso.
Te convertiste en una mujer intrépida, estimada, amada y esa luz combativa siguió
creciendo en ti para contestarle al mundo de forma directa, descubrí que te transformaste
en un ser lleno de bondad y fabricabas amor que se multiplicaba, que dicha es
escuchar lo que la gente veía en ti, me da paz saber que eras un ser que
gozabas de la vida y que eras empática. Me duele saber que ya no estas y hoy te
dedico este escrito en son de un hasta luego y te pido nos cuides, nos des prudencia
y nos guíes para mantener claridad.
Esas diferencias que existieron se han esfumado, hoy solo hay cariño, hay una
realidad que debemos de comprender y emprender nuevos caminos. La ausencia es
grande y las lagrimas brotan de repente. Los días pasaran y en mi corazón vivirás,
permanecerás en mis pensamientos, de vez en cuando platicare contigo, me dejare
llevar por lo recuerdos que nos unen y que mantienen una conexión infinita.
Por el momento me despido y reitero mi agradecimiento por estar en mi
historia, espero que cuando la gente te recuerde haga un pequeño silencio y te
brinde unas palabras. Hermana seguiré al pie de la letra lo que me deseaste el día
de mi cumpleaños que es cumplir mis metas y quiero que sepas que dentro de
cada una de ellas está la consigna de disfrutar el momento presente al máximo,
pase lo que pase y pese a quien le pese, te siento ahora y te sonrió.
Espero me des alguna señal de que estas serena y contenta, mientras cerrare
los ojos y sentiré el abrazo y el beso que me dejaste en esa felicitación. Te
quiero, te amo, te recordaré lo suficiente hasta que nos volvamos a encontrar
en ese mundo etéreo.
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