Te picas los ojos para no ver.
Sabes distinguir que
es el bien y que es el mal. Entonces para que sigues con esa actitud raquítica y
agresiva, con el paso del tiempo te has dado cuenta que todas esas acciones
negativas, no te llevan a nada bueno, que admirable que no violentas tú ideología,
pero también hay gente que quiere disfrutarte y te aferras a la burbuja insalubre.
Imagínate que anotaras todas tus quejas, quizá serian libretas repletas de
ellas, no tendrías como tapar esa terrible imagen, es posible que ignores y continúes
sin una razón específica, haciendo las cosas por inercia.
Si no vas a tener la
disposición, entonces cancela, entonces establece un espacio para reacomodar,
date ese tiempo que tanto te hace falta, no te impongas compromisos que no vas
a gozar, es un acto maravilloso decir que no y dar un paso al costado. Desempolva
tus aspiraciones y cuestiónate, descubre si realmente te encuentras en el punto
adecuado, no te engañes, no te sometas y no quieras pasar desapercibido. Tu
malhumor es una mala jugada, es una estrategia de protección, pero sabes que
hay quien te tiene esa paciencia, entonces no abuses y reconsidera tener momentos
que te hagan sentir vivo.
Despertar todos los días
con ese mismo gesto de desagrado, es una sincera pesadilla, querer quedarte
atrapado entre las sabanas, no es una solución, intentar ser perfecto es un
error garrafal, querer tener la razón es el punto final a la escasa armonía. No
te olvides de la empatía, comprende que no vives a tus anchas, hay personas que
interactúan contigo, que te respetan, te admiran, te aman, entonces entiende
que la vida es aquí y ahora, no busques excusas, por mas cansado que estés no
intentes quedarte del lado de los pretextos. Ese racimo de pensamientos catastróficos
conviértelos en un formula de alegría, de impulso, de hacer el bien para
sentirte bien, entona esa música que te trae recuerdos agradables, sostente de
esas oraciones que tanto solicitas, respira y observa de otra manera la
realidad.
Acepta las
cuestiones como son, comprende el para qué. No discutas todo el tiempo y menos
por las mismas tonterías, no quieras resolver todo con frases impudentes y
palabras hirientes, no minimices los detalles, agradece el permanecer en esta línea
de tiempo, no satures tú mente con pesadumbre y escombros emocionales. Antes de
actuar, analiza todo lo que conlleva una acción o una respuesta. Sin darte
cuenta eres un ser iluminado, porque te mueves, porque puedes ir y venir,
porque tienes el poder de decidir y tienes la dicha de generar un sustento, no
te puedes quejar, como si todo fuera un mundo intransigente. Si, hay caos, hay
malestar, pero tú tienes tantísimo y por tu afanosa necedad, te picas los ojos
para no ver.
Comienzas la ardua
jornada, enfócate en lo tiene un significado de grandeza, no te enfurezcas por
pequeñeces, no des portazos a los que siempre te han escuchado y abrazado
cuando lo necesitas, no rompas con esos argumentos que sean construido para permanecer
en unidad. Estos tiempos hemos quedado desnudos, todos se han dado a conocer
con su verdadera personalidad, sabes con quien contar y con quien de plano solo
es cordialidad. El egoísmo es duro, en ocasiones es útil y en otras hay que
desecharlo, porque envenena, porque frustra y porque nos aleja de todos. Si te
sientes exhausto, esta bien, pero la vida sigue, ahí están tus amores, tus
emociones, tus sentimientos y también debes procurarlos. Algún día sabrás, si
todos esos comportamientos explosivos, temperamentales y quisquillosos, te
dejaron frutos buenos o un huerto seco y triste, ahí recordaras que es el bien
y que es el mal.
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